Potenció juveniles y talentos. Lo logró al mismo ritmo que hilvanó victorias y llegó a la punta de la LPF.

Ganó cinco. High five para Gallardo: las victorias encadenadas le han permitido a River escalar en el campeonato, saltar a Talleres y ser líder. Sin embargo, como si se tratara de una mamushka dentro de ese éxito deportivo cuantificable en puntos se esconde otro también mensurable: la amplitud de variantes que el deté ganó en los 65 días que transcurrieron desde el 1-2 versus Godoy Cruz, derrota con base alternativa que había generado la sensación de una preocupante estrechez de recursos disponibles.

River ganó en ancho de banda. Aunque resultaría aventurado diagnosticar que ahora tiene dos equipos ABC1 a disposición, lo que sí consiguió el entrenador es hallar opciones con buen presente y gran proyección que cuajaron en la estructura pero ya no en un contexto de emergencia.

Irrumpieron, producto de un trabajo de base, talentos junior como Felipe Peña, Santiago Simón, Benjamín Rollheiser o Enzo Fernández -con un mayor grado de experiencia- pero también un refuerzo estival como Agustín Palavecino, quien se reinsertó merced de ese apuntalamiento que el propio Muñeco reveló luego del triunfo frente a Banfield.

El momento cero de la estrategia de Gallardo

Las variantes que le han dado
resultado a Gallardo.

Las variantes que le han dado
resultado a Gallardo.

Los casos comparten punto de partida: para el partido frente a Atlético Mineiro en Brasil el Muñeco convocó a Simón y a Tomás Galván, quienes repitieron convocatoria frente a Gimnasia. De hecho, ambos tuvieron acción en La Plata: uno como titular; el otro como relevo, ingresando crocante por encima de Jorge Carrascal y del propio Palavecino, suplentes sin actividad.

Fue aquella decisión una especie de mensaje indoor: la competencia interna incluía a los jóvenes. Y no ofrecería fácilmente revancha. El llamado de atención se redobló post Independiente. “Es cuestión de que los jugadores que aún no pueden estar en su mejor forma no pierdan la confianza”, decía el DT.

Gallardo también recalcaba que “está en ellos salir adelante” luego de que los refuerzos (Palavecino, Paradela, Vigo, Fontana) se mantuvieran en tono adormecido en los dos partidos que River tuvo que encarar con bajas por las convocatorias y lesiones a la fecha FIFA de septiembre.

Un combo que incluyó los cruces frente a Sarmiento y el CAI, en los cuales como contrapartida el volante Peña aprobó su primera gran prueba, siendo de lo mejor del equipo aun jugando de central. Y validó aquellas performance con gran solvencia ante Banfield, redondeando en su pack de partidos una interesante estadística: 24 recuperaciones en los 3 PJ, un 59% de duelos aéreos ganados (66% de éxito en los duelos totales), 15 despejes y cinco intercepciones.

Los jugadores que todavía están en el debe.

Los jugadores que todavía están en el debe.

El planteo de Gallardo no fue transitorio sino que se mantuvo una vez que el plantel recuperó a los futbolistas lesionados y convocados. Frente a Newell’s, por ejemplo, un muy incisivo Rollheiser le permitió a River potenciar los ataques de Julián Álvarez en el segundo tiempo.

Benja saltaría a la titularidad en las dos fechas posteriores (Arsenal y Central Córdoba) como acompañante del Araña. Y desplazando de los inicialistas, así, a Romero. En el 1-0, frente al blindaje táctico planteado por Israel Damonte, de hecho Gallardo también amplió las alternativas para el lateral derecho: probó a Simón, habitual volante interior pero con experiencia en la banda, y el pibe se mostró más decidido para atacar y más firme para defender en contraste con Vigo, todavía en su lento proceso de adaptación.

Aquella noche frente a Arsenal le permitiría a Simón transformarse en una pieza fija. Fue una aparición que le brindó a Gallardo una solución, pues no sólo es capaz de desnivelar y asistir (pase-gol a Julián frente a Boca) sino también de rematar a distancia o romper líneas hasta el fondo en la zona en la que ahora se mueve Milton Casco, sin esa verticalidad que antes ofrecía Montiel. Y a ese paquete de partidos también ganó confianza, en un contexto de juego sincronizado en velocidad, el propio Palavecino, titular frente a Arsenal, Boca y Banfield y de buen ingreso vs. Central Córdoba (asistió a Romero).

En un contexto en el que River comienza a sentir el desgaste, que ya sabe que cuenta con una baja hasta 2022 (Matías Suárez) y que todavía no logra recuperar al 100% a Jonatan Maidana, el hecho de haber ampliado la cantidad de alternativas le genera a Gallardo una tranquilidad que no parecía tener después de la difícil semana luego de las caídas frente a Boca y Mineiro.

Aquel precipitado desgaste se anestesió y la sensación de escasez mermó, justo en el último tramo de la Liga Profesional, cuando el margen de error se achica y cada baja requerirá de variables confiables para sostener el ritmo actual en pos de saldar el pagaré liguero del Muñeco. El plantel en ese sentido ya no parece tan corto, aun cuando existen casos que se mantienen en la zona del debe. La banda está más ancha.

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