Los defensores señalan que “es un pedido de colaboración” para afrontar los gastos de la comisión, mientras que los críticos rechazan cualquier tipo de cobros.

Fue caliente el último domingo en Villa El Libertador, y no solo porque el sol acompañó todo el día. Lo fue entre los feriantes de la plaza principal que discutieron acaloradamente por la pretensión de algunos delegados de cobrar por la instalación de los puestos.

También hubo escenas de nerviosismo por la captura de una supuesta mechera que fue escrachada por las redes sociales entre sollozos y amenazas mientras se esperaba el patrullero que nunca apareció. La inseguridad en el principal paseo del barrio es tan moneda corriente como la ausencia policial absoluta.

Pero ¿qué pasa entre los feriantes? Pasa que trabajaron un montón con el Estado municipal para organizarse y volver al trabajo luego de un año con la feria cerrada por la cuarentena del coronavirus, y ahora empezaron a aflorar algunas diferencias. Los desacuerdos entre los delegados son históricos, los hubo siempre; lo destacable ahora es que al menos nadie esgrime un arma para resolver los conflictos.

(Video: momento más tenso, el domingo, cuando los delegados discuten por la pretensión de cobro)

Cristina Condorí es la delegada del sector Naranja, uno de los cuatros en que fue dividido el territorio de la plaza para poder trabajar mejor; los otros son: Celeste, Rojo y Verde. Como representante del sector Naranja, Condorí rechaza la incorporación de feriantes nuevos y que se cobre por los puestos.

“Venimos a trabajar a la plaza por necesidad, no podemos estar pagando nada”, argumenta ante la consulta de La Décima. “Hay gente en la lista de espera, pero ellos traen a visitantes a ocupar esos puestos”, denuncia, aludiendo con “ellos” a los delegados de los otros sectores. Además, rechaza pagar por un adicional. “Para qué un adicional, si roban todo el tiempo en la plaza”, reflexiona.  Por último acusa actitud “patoteril” de los otros sectores. “Si no pagas, no te dejan trabajar”, dice, y denuncia que a una compañera le quisieron cobrar 450 pesos y después de rogar la dejaron trabajar por la mitad.

(Video aportado por Luján de la asamblea cuando se debatió el tema de los “feriantes visitantes”)

Condorí discutió fuertemente el domingo con Beatriz Luján, delegada del sector Rojo y uno de los referentes fuertes de los feriantes. “En primer lugar, dejame aclarar que los puestos no se cobran, sino que se les pide una colaboración de cien pesos a los visitantes (feriantes nuevos) porque así fue acordado entre todos”, explica Luján al periódico. Y detalla mejor la idea de “tarifar” los puestos: “Al pedir una colaboración a los nuevos, lo que hacemos es cuidar el lugar para evitar el desorden que hubo siempre en la plaza, donde venía cualquiera de otro barrio y tiraba un trapo para vender”.

El cobro, entonces, busca operar como un freno para mantener un orden.

Desmiente en forma categórica “que no se deje trabajar a la gente” y justifica el pedido de una colaboración para afrontar los gastos de comisión (desde fotocopias, movilidad e insumos para la feria) y el pago de dos adicionales de policía los fines de semana. “Como el Estado no nos envía policías, tuvimos que pagarle a dos adicionales porque la inseguridad es mucha”, dice Luján, quien agrega que los que tengan dudas del destino del dinero que “pidan ver el libro de actas, ahí figura todo”.

 

(Video aportado por Luján de cuando Condorí fue elegida delegada y reinaba la armonía entre todos)

“Lo que pasa -apunta Luján- es que hay feriantes del sector Naranja que no respetan la cantidad de metros acordada para trabajar durante la pandemia, que son dos y tres metros por puesto, y ahora están en rebeldía”.  Y aclara: “Los puestos que se le ofrecen a los visitantes son lugares que ocupaban gente que se había empadronado y no vino más”.

Cuando en junio del año pasado se llevó a cabo el operativo de empadronamiento se anotaron alrededor de 330 feriantes; hoy la lista se redujo a 260. En el nuevo padrón figuran alrededor de diez nuevos feriantes visitantes que pasarán a ser fijos.

“Algunos deberían entender que la plaza es de todos, pero hay una organización”, advierte Luján, quien reclama al Estado municipal que avance con la promesa de enviar inspectores para ayudarlos con la organización. “Si bien nos reunimos con el Estado, todavía no vemos demasiados avances y soluciones”, plantea, crítica, la delegada.

Promesa de avances

Consultada sobre el asunto, la subsecretaria municipal de Planificación y Gestión para una Ciudad Inclusiva, Liliana Montero adelantó a La Décima que “en los próximos días habrá un operativo municipal en la plaza para avanzar hacia la ratificación o rectificación de la cantidad de feriantes de acuerdo al censo realizado”.

Y subrayó “el compromiso” de la gestión del intendente Martín Llaryora en “potenciar” y “fortalecer” a los sectores de la economía popular o social como un “dinamizador” en el marco del contexto recesivo.

La funcionaria dijo no estar enterada de la polémica entre los feriantes del barrio al pedírsele una opinión de lo ocurrido el domingo.

 

La foto principal es de junio del año pasado, cuando los feriantes comenzaron a organizarse para presionar ante el Estado para volver a trabajar en el marco de la pandemia (archivo de La Décima)

 

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