
Ahora que la podofilia (guarreo con los pies) parece haber abandonado definitivamente la clandestinidad para ser algo de lo que se habla abiertamente en todas las redes sociales, las axilas están conquistando ese espacio que han dejado vacante los pies en el imaginario erótico del fetiche. Ya sabes, el de algo que pueda resultar ligeramente «marrano» o excéntrico pero no lo suficiente como para escandalizarnos a los que nos va más la vainilla. De este modo, y sin más dilación, os presentamos la maschalagnia o el axilismo.
Las axilas, esas grandes olvidadas (y maltratadas). Normalmente, no solemos acordarnos de esta parte de nuestro cuerpo más que para despreciarla (huele mal, hay que depilarla). Sin embargo, hay gente que sabe ver su erótica porque, además de ser una zona cargada de olores y fluidos, está directamente asociada a la intimidad corporal y a los estímulos sensoriales (las cosquillas, por ejemplo). Es erógena, es secreta, está oculta y es más tabú del que somos conscientes.
Cifras de tres ceros (mínimo) mensuales. Así que, como cualquier fetiche «fácil» de monetizar, ya hay gente sacándose un buen pellizco de dinero a costa de sus sobacos. La exestríper Rebekka Blue dice vivir de vender pelo de sus axilas y de casi cualquier parte de su cuerpo: vello del pie, pellos de piel muerta, uñas, saliva e incluso bastoncillos de algodón manchados de cerumen. Todo ello le repartaría al mes alrededor de ocho mil euros.
@candace.cynthia I love men who love and encourage me 🥰
Otro ejemplo es Candace Cynthia, una joven madre estadounidense de 32 años, que dejó de depilarse para hacer negocio con su vello. A través de OnlyFans vende fotos y videos, tanto de sus axilas peludas como de sus ingles, lo que le reporta unas ganancias de casi 20.000 euros al año. En la plataforma azul es también donde Fanella Fox ha hecho carrera mostrando las axilas de su cuerpo curvy. Esto le reporta, según ella misma cuenta, más de nueve mil euros al mes, aunque en alguna ocasión asegura haber llegado a ingresar hasta 56.000 euros.
Con pelo, sin pelo o ambas, limpia, sudada o depende. Rebuscando en los subreddits dedicados al tema (que llegan a acumular 230 mil visitas semanales), hay muchas formas y combinaciones distintas a la hora de sentir atracción por una axila. No obstante, el combo vello y sudor es muy popular. Eso sí, hay niveles de intensidad. Para entender este fetiche, hay que tener en cuenta que la piel de la axila es distinta (más fina, plegada, con texturas y vello) y eso genera estímulos sensoriales singulares, además de prestarse a prácticas como oler, besar o lamer que hacen de la axila un punto de estimulación multisensorial. Al ser una zona, por lo general, poco visible y privada, su exposición supone vulnerabilidad y confianza, y esa misma intimidad es la que intensifica su carga erótica para los fetichistas.
La normalización del kink. Durante años, la maschalagnia había permanecido en un rincón mucho más invisible que otros fetiches ampliamente conocidos como los pies, el BDSM o el roleplay. El tabú alrededor del sudor, el vello o el olor corporal contribuyó a mantenerla oculta como un gusto “vergonzoso” que no se compartía fuera de lo privado. Sin embargo, la irrupción de plataformas como OnlyFans y la cultura de exposición digital en redes sociales han cambiado las reglas del juego: hoy cualquier kink, por minoritario que sea, encuentra un escaparate y una comunidad. De este modo, lo que antes quedaba escondido en foros o en círculos muy cerrados se acerca a las masas y es hasta monetizable, formando parte de un proceso más amplio de normalización de los placeres no normativos.
Foto de portada | Once Upon a Time in Hollywood
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