María Corisco

El orgasmo femenino ha sido objeto de fascinación, misterio y controversia a lo largo de la historia, y todavía hoy, pese a los múltiples avances en la comprensión de la sexualidad femenina, sigue siendo un tema rodeado de mitos y tabúes. Pero ya es hora de acabar con esos tiempos oscuros en los que se ninguneaba el derecho de la mujer al placer y, sobre todo, a esa experiencia liberadora que supone el clímax sexual.

Más allá de tu visión personal sobre el orgasmo, te interesa saber cómo se produce, qué factores influyen en él y cómo cada mujer puede experimentarlo de manera única. Aprender a explorar las diferentes formas de vivirlo no solo puede enriquecer tu vida sexual, sino también empoderarte para que te sientas más conectada con tu cuerpo y tu sexualidad.

Qué es el orgasmo: lo físico y lo emocional

«Hablar de orgasmo es hablar de una de las experiencias más intensas y complejas del cuerpo humano», explica la sexóloga Carmen Merino. «Aunque muchas veces se asocia solo al placer físico, lo cierto es que su dimensión va mucho más allá. En el caso de las mujeres, este momento culminante del ciclo sexual implica tanto respuestas fisiológicas como emocionales, que varían mucho de una persona a otra»

Desde el punto de vista fisiológico, señala, «el orgasmo es la culminación de la respuesta sexual, un momento de
intenso placer físico y emocional que suele ir acompañado de una serie de sensaciones físicas, como contracciones musculares involuntarias, aumento del ritmo cardíaco y respiración acelerada».

• En el caso de las mujeres, el orgasmo generalmente implica la contracción rítmica de los músculos de la zona genitaL, especialmente alrededor del útero y la vagina.

• Estas contracciones son resultado de una acumulación de excitación sexual, que se libera en el momento culminante.

Pero, además, también involucra aspectos psicológicos:

• No solo está influenciado por estímulos físicos directos, sino por factores emocionales y mentales, como el deseo
, la conexión con la pareja, el estado de ánimo o el contexto en que ocurre.

• Es importante señalar que el orgasmo puede ser diferente para cada persona, y no todas las mujeres o hombres experimentan el orgasmo de la misma manera, ni lo alcanzan en todas las relaciones sexuales.

«El orgasmo no es un patrón fijo ni una obligación dentro de la experiencia sexual. Es una manifestación única que resulta de la interacción entre el cuerpo, la mente y las emociones. Conocer cómo funciona y aceptar su diversidad es el primer paso para vivirlo de forma saludable, respetuosa y satisfactoria, tanto en solitario como en pareja», recomienda la experta.

El orgasmo femenino, paso a paso

El orgasmo femenino no es un momento aislado, sino un proceso que atraviesa distintas etapas (excitación, meseta, orgasmo y resolución), cada una con sus características físicas y emocionales. Desde la excitación inicial hasta la relajación final, comprender estas fases ayuda a disfrutar de una experiencia más plena y satisfactoria, y permite vivir el placer con mayor conciencia y disfrute.

1. Fase de excitación: en esta fase, el pulso se acelera, la piel se sensibiliza y el cuerpo responde al estímulo. Su duración es muy variable, de forma que, dependiendo de la estimulación, el contexto emocional y de cada mujer, puede durar
unos pocos minutos o extenderse durante horas. En ella se dan los siguientes cambios:

• Aumento del flujo sanguíneo en la zona genital.

Lubricación vaginal
.

• Hinchazón del clítoris, los labios vaginales y los pezones.

• Aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio.

• Expansión y alargamiento de la vagina.

2. Fase de meseta: el placer aumenta de forma progresiva, con mayor tensión muscular y respiración agitada.

• El clítoris se retrae levemente bajo su capuchón (para evitar una estimulación excesiva).

• Se intensifica la lubricación vaginal.

• La parte externa de la vagina se estrecha y se llena de sangre, creando lo que se llama la plataforma orgásmica.

• Aumenta la tensión muscular en el cuerpo (muslos, glúteos, abdomen).

• Se acelera el ritmo cardíaco y respiratorio.

3. Fase de orgasmo: las contracciones rítmicas marcan el punto máximo de placer. Puede durar entre pocos segundos y más de un minuto, dependiendo de la mujer y del tipo de estimulación. En ese momento, el cuerpo reacciona de la siguiente manera:

• Contracciones rítmicas de los músculos vaginales, el útero y el suelo pélvico.

Liberación de la tensión muscular acumulada.

• Sensación intensa de placer, que se puede extender a todo el cuerpo.

• Aumento de la producción de oxitocina
, la hormona del placer y la conexión emocional.

• En algunas mujeres, puede haber eyaculación femenina o liberación de fluido a través de las glándulas de Skene.

4. Fase de resolución: tras la explosión de placer, la respiración se calma, el cuerpo se relaja y vuelve gradualmente a su estado normal.

• Disminución de la tensión muscular.

• Retorno del clítoris a su estado normal.

• Relajación y sensación de bienestar, debido a la liberación de prolactina y endorfinas.

• Algunas mujeres pueden experimentar un periodo refractario (tiempo en el que no pueden alcanzar otro orgasmo), pero en muchas este es corto o inexistente, permitiendo orgasmos múltiples.

De todas formas, recuerda Carmen Merino, «hay que tener en cuenta que el orgasmo femenino es un proceso complejo y no todas las mujeres experimentan estas fases de la misma manera ni con la misma intensidad. Además, factores como el contexto emocional, la confianza en la pareja y el autoconocimiento pueden influir en la experiencia».

Mitos sobre el orgasmo femenino

Mito 1: El orgasmo femenino ocurre principalmente por la penetración vaginal

Realidad: La mayoría de las mujeres alcanzan el orgasmo mediante la estimulación del clítoris, no solo con la penetración. El clítoris es el principal órgano del placer femenino, con más de 8.000 terminaciones nerviosas, y su estimulación es clave en la mayoría de los orgasmos.

Mito 2. El orgasmo femenino es menos intenso que el masculino


Realidad: Estudios han demostrado que el orgasmo femenino
puede durar más y activar más áreas del cerebro que el masculino. Además, algunas mujeres pueden experimentar orgasmos múltiples sin un período refractario prolongado.

Mito 3. «Las mujeres tienen menos deseo sexual que los hombres»

Realidad: El deseo sexual femenino es más complejo y variable, influenciado por hormonas, emociones, contexto y estimulación adecuada. No es menor, simplemente responde a diferentes factores.

Mito 4. Todas las mujeres tienen orgasmos de la misma manera


Realidad: No hay un único tipo de orgasmo femenino. Algunas mujeres llegan al orgasmo con estimulación clitoriana, otras con penetración combinada con estimulación externa, y algunas experimentan orgasmos mediante la estimulación de zonas como el punto G
, el cérvix o el suelo pélvico.

Mito 5. El orgasmo femenino tiene una función reproductiva

Realidad: Aunque algunos estudios sugieren que las contracciones orgásmicas pueden favorecer el ascenso de los espermatozoides, el orgasmo femenino n
o es necesario para la concepción, a diferencia del masculino.

Mito 6. Si una mujer no tiene orgasmos, es porque su pareja no es buena en la cama

Realidad: La capacidad de llegar al orgasmo no depende exclusivamente de la pareja, sino de factores personales como el autoconocimiento, la relajación, la confianza y la salud física y emocional.

Mito 7. El orgasmo femenino siempre es explosivo y evidente

Realidad: No todas las mujeres tienen orgasmos con manifestaciones intensas como gemidos o espasmos evidentes. Muchas experimentan o
rgasmos más sutiles y menos evidentes físicamente.

Mito 8. Si una mujer no tiene orgasmos en todas sus relaciones sexuales, tiene un problema

Realidad: No todas las relaciones sexuales terminan en orgasmo, y esto no significa que haya una disfunción. El placer no se mide solo por el clímax, sino por la experiencia en general.

Mito 9. Con la edad, las mujeres dejan de tener orgasmos

Realidad: Aunque los cambios hormonales de la menopausia pueden influir en la respuesta sexual,
muchas mujeres siguen teniendo orgasmos en edades avanzadas y pueden incluso disfrutarlos más debido a una mayor confianza y experiencia.

Mito 10. Si una mujer se masturba, es porque no tiene una vida sexual satisfactoria

• Realidad: La masturbación es una parte normal de la sexualidad femenina, no un reemplazo del sexo en pareja. De hecho, ayuda a mejorar la salud sexual y el conocimiento del propio cuerpo.