Durante los meses de invierno, es fácil imaginar la escena de alguien como tú acurrucada en el sofá mientras ves tu serie favorita. La pereza te impide acudir al gimnasio y quizá te alimentes peor de lo que debes. Todo eso no favorece tus opciones de incrementar el metabolismo y propiciar así la pérdida de peso. Pero resulta que el verano también está lleno de peligros. Las horas de sueño o lo que comes, por ejemplo.

El aumento de peso en el invierno entra dentro de lo probable. ¿Pero qué hay del aumento de peso en el verano? ¿Puedes culpar a los meses más cálidos de los kilos de más? Y ya desde el principio debes saber una cosa: es tan fácil aumentar el peso en verano como en invierno. Las amenazas están más cerca de lo que crees.

El sueño y el metabolismo

La primera explicación de por qué también te cuesta bajar peso en verano tiene que ver con
la rutina diaria. Los días más largos hacen que permanezcas despierta durante más tiempo y pierdas horas de sueño. Y no solo eso, sino que te cuesta dormir más por el calor, los ruidos, los desvelos…

Toda esta falta de sueño aumenta la producción de la hormona del estrés cortisol, lo que incrementa el número de tus antojos y la necesidad de consumir azúcar no saludable: helados y picoteos varios, por ejemplo. Son cosas que te van a hacer engordar, no lo dudes.

Los snacks de la nevera

Cuando aparecen esas «ocasionales» visitas a tu nevera a deshoras, tu metabolismo tiene que asumir esos antojos adicionales de azúcar por falta de sueño. Y, además, es probable que tengas que absorber las calorías adicionales en un estado de agotamiento.

Por supuesto, intentar descansar más y mejor debería estar en tu lista de prioridades durante el verano si tu propósito es luchar por tu metabolismo y la circunferencia de tu cintura. Y realmente no es tan difícil. Solo se trata de establecerlo como una prioridad.

El peligro de las dietas

Tus intentos de obtener un «cuerpo de verano» con dietas estrictas podrían ser otra de las razones por las que tus bañadores parecen ajustarse demasiado a mediados del verano.

El aumento de peso en esta época del año es a menudo una respuesta biológica a tus intentos de pérdida de peso antes del verano. Esa dieta relámpago que te vendieron para obtener tu cuerpo de verano probablemente solo propiciará un aumento de peso estos meses.

Por supuesto, es fácil señalar con el dedo el exceso de azúcar y las dietas estrictas. Pero incluso si has huido de ambas tampoco estás a salvo de ganar kilos en esta complicada estación. Se ha demostrado que las respuestas metabólicas funcionan a un ritmo más rápido durante el invierno que en el verano.

Un organismo perezoso

Tu cuerpo trabaja horas extra para mantenerse caliente durante los meses más fríos del año, lo que acelera tu metabolismo. Este se incrementa casi sin que te des cuenta muchas veces. Los pantalones cortos y las chanclas son estupendas para ponerse, pero también significa que tu cuerpo no necesita ni va a trabajar demasiado para mantenerse caliente, lo que ralentiza tu tasa metabólica.

Es difícil encontrar a alguien quejarse mientras permanece bajo el sol de la playa voluntariamente o cuando acude a una barbacoa nocturna. Es un dejarse ir que sin duda necesitas, pero que también tiene sus consecuencias. Por eso, no te extrañes de que en verano ganes kilos: aumentar tu metabolismo en esta época del año es tan difícil o más que hacerlo en invierno.