Con 22 años recién cumplidos, la nadadora Delfina Pignatiello, entusiasmadora promesa y ya realidad del deporte argentino, deja de competir en alto rendimiento. Lo que cayó como un baldazo en el ámbito deportivo es una decisión meditada: bajo la presión de la exposición pública y la expectativa de ser la mejor, no es feliz.

Delfina fue una aparición fulgurante cuando a la edad en que las niñas están en juegos de niñas, empezó a bajar tiempos, quebrar marcas y ganar medallas. Tempranamente llegó a los Juegos Olímpicos, sueño de todo atleta.

Olimpia de Plata de Natación en 2019 (Foto: Fernando la Orden).

Olimpia de Plata de Natación en 2019 (Foto: Fernando la Orden).

Tokio fue el punto culminante, un quiebre. A Delfina la abrumó la exigencia de ser medallista, en especial de quienes no leían que los tiempos con los que ganaba en juveniles y sudamericanos no llegaban a los de las grandes nadadoras de la elite olímpica. Estuvo hasta lejos de sus propias marcas, pero encima le cayó la tormenta de los odiadores de redes, que la maltrataron con crueldad.

También la sensibilizó lo que pasó con Simone Biles, la gimnasta estadounidense que viajó a esos Juegos empujada a ser la gran estrella y se retiró en pleno desarrollo de las pruebas para proteger su salud mental. La desestabilizó la pesadilla de la exigencia.

Abanderada en los Panamericanos de Lima (Héctor Vivas /2019).

Abanderada en los Panamericanos de Lima (Héctor Vivas /2019).

Está dicho, en el alto rendimiento hay que lidiar con estar en la vidriera del mundo, además de con las/los rivales, entrenadores, sponsors, prensa. Son los talentos más fuertes de la mente los que saltean todos esos obstáculos.

En ningún lado está escrito que alguien que recién empieza a vivir tenga que aceptar esas reglas: es libre de bajarse y, como quiere Delfina, tirarse solo recreativamente al agua y aprender fotografía artística. Para nuestra reflexión queda cuánto habremos hecho para explotarle de ese modo la cabeza a una incipiente nadadora formidable, y cuánta valentía tiene ella para renunciar a ese don.

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