La gota fría se acerca y en el pueblo la gente está nerviosa por todo lo que eso significa. La última vez que el río se enamoró de una muchacha, la riada arrasó con todo lo que encontró a su paso, dejando una profunda huella que su sola mención aterroriza e intriga. Nadie sabe cuándo volverá a pasar, ni quién llevará el agua, pero las malas lenguas sospechan que los nubarrones acechan a una familia de mujeres del pueblo y la tormenta se acerca.


Con esta premisa inquietante sobre las imágenes del campo de la Vega Baja alicantina, Elena López Riera levanta un potente drama fantástico al rebufo de la nueva ola de cine español de mirada femenina y descentralizada. Una nueva voz desde la periferia que sigue la estela de sus compañeras de generación en el retrato de la nueva juventud de la España rural.

El Agua

Elena López Riera filma su primer largometraje de ficción en Orihuela, el pueblo en el que creció y del que ha interiorizado el mito de ‘El agua’, una leyenda urbana que, como en la película, se transmite de generación en generación y que no conviene poner en duda.

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Entre la mirada documental y el cuento popular

Se mezcla así la ficción de la superstición más enraizada en la cultura popular con la verdad de una cineasta que acostumbra a mirar desde el visor del cine documental. Fantasía y realidad se cruzan, se influyen y se confunden, moldeándose y creándose la una a la otra, como en los mejores cuentos de la tradición popular.

Con la mirada honesta del arraigo a la tierra y, por tanto, lejos del preciosismo de la visión del turista de la que adolecen otras, la cineasta alicantina ahonda en la dicotomía entre la libertad del campo y la opresión del pueblo, donde la tradición es sinónimo de cotidianidad y la superstición de las creencias transmitidas una forma de vida.

El Agua

Al peso del legado y la herencia recibida añade un elemento sobrenatural que mantiene la intriga de un retrato popular, apoyado en la naturalidad de sus gentes diversas. Una expresión cargada de simbolismo de ese cierto determinismo que acompaña con frecuencia a los que crecen con el sentimiento de pertenencia sin escapatoria.

Como sus coetáneas, ‘El agua’ se construye sobre la fortaleza de una mujer, la debutante Luna Pamiés, que transmite una potencia capaz de arrastrar al río mismo con ella. Una mirada femenina desde la juventud de una nueva generación de españolas que toma de sus madres y sus abuelas el relevo de la vida en el campo, y que a diferencia de ellas toman la palabra, ejerciendo un papel activo como factor de cambio.

La de Elena López Riera, que compite en la Quincena de los realizadores, es la primera película española que hemos podido ver en Cannes de momento. Empezamos fuerte con una representación que este año promete más alegrías. Junto con Juan Luis Caviaro seguimos informando desde la Croisette, en Twitter (jlcaviaro y Sara_M_Ruiz).

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