Ha empezado ‘Caballero Luna‘ y ya desde su primer episodio ha logrado reenganchar a muchos a la versión televisiva de Marvel Studios, que han ido concatenando series con una regularidad algo excesiva en la ventana de Disney+, haciendo que su cascada de contenido vaya perdiendo fuelle con series que han caído en lo predecible como ¡Ojo de halcón‘, por lo que una aproximación diferente al mismo tema de siempre se antojaba necesaria, y en su punto de partida lo consigue.

La adaptación de uno de los personajes no tan conocidos de Marvel da la oportunidad de crear un nuevo laboratorio para experimentar, trayendo a directores como Aaron Moorhead y Justin Benson a la mesa y proponiendo toda una mitología asociada al personaje que permite alcanzar un equilibrio de géneros. Hay aventura y acción, pero también instante de horror psicológico y aparición de criaturas, entidades y elementos de otro tipo de cine que no siempre son bienvenidos en los productos recientes de la compañía.

Solipsismo narrativo forzado

Aquí se nos narra la historia de un trabajador de un museo que lucha contra un trastorno de identidad disociativo que recibe los poderes de un dios egipcio de la luna, pero a diferencia de otros personajes que se convierten en superhéroes como una transformación drástica, comoShazam!’ o Hulk, el Caballero Luna no es plenamente consciente del cambio cuando sucede, porque deja entrar (o es invadido) por un espíritu, lo que lleva el cambio a lo metafísico, ya que cada personalidad puede dudar de quién es él mismo a causa de las acciones de los otros que “conviven” con él.

En cierto modo, la trama ofrece una variación del formato de ‘Múltiple’ (Split, 2016), en la que distintas personalidades luchan por sustituir a un mismo personaje, con una de ellas dominante que resulta ser un superhéroe. La diferencia con la película de Shyamalan es que aquí no vemos los cambios desde fuera, sino que se nos cuenta cerrando la perspectiva sobre Marc/Steven, de tal forma que le acompañamos en una concatenación de “ausencias” que solo podemos adivinar, como él, por los cambios de emplazamiento.

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El inicio no pierde el tiempo en otra cosa, vamos saltando junto a él en bloques, pellizcos y cambios de situación, a veces de días, a veces de unos pocos minutos o incluso segundos, que nos reubican constantemente, a veces en localizaciones diferentes, a veces en la misma tan solo un pequeño lapso de tiempo en el que han ocurrido cosas que podemos inferir a raíz de lo que podemos observar. Esto es, básicamente, un juego narrativo de elipsis forzadas que llevan inevitablemente a un efecto cómico desesperado y una confusión en cuanto a lo que es real, o quién es el verdadero protagonista.

Un recital slapstick de Oscar Isaac

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Todo da una sensación vertiginosa porque estos lapsus pueden tener lugar en medio de una persecución o en una situación en la que el personaje ha ligado sin recordarlo. Es un poco como el recurso de la “bobina perdida” de ‘Planet Terror’ (2007) llevado a un terreno psicológico, curiosamente parecido a lo que plantea la brillante serie de ciencia ficción ‘Severance’ (2022), estrenada solo hace unas semanas. Pero si esta idea funciona no es solo por su montaje, porque lo que consigue hacer Oscar Isaac en ‘Caballero Luna’ no es normal.

El actor lleva todo el primer acto sobre sus hombros durante 90 minutos, ofreciendo un papel completo de reacciones y comedia física sin tregua con la cámara pegada a su cara en todo momento. La serie es cara, pero él es el efecto especial más espectacular. Hawke encarna a un gran villano también, pero es que Isaac está divertidísimo y natural, es un redescubrimiento como el de Chris Hemsworth en ‘Thor: Ragnarok’, aprovechado la ocasión que le brinda Marvel, no haciendo el típico papel de actor-conocido-que-hace-de-superhéroe y le toca venirse arriba en solemnidad.

Autonomía sin cameos: El Marvel confidente

Puede que lo que más se agradezca del conjunto es que se percibe como las primeras películas Marvel que presentaban a un personaje. No hay vías de entrada ni salida de otros elementos del universo para impulsarla, no hay ningún miembro de los Vengadores cogiendo a un polluelo para acompañarle en sus primeros intentos de vuelo. La dependencia de los cameos, la cada vez más complicada red de eventos de unas series y otras películas hace que el conjunto sea un universo rico, pero que cada pieza pierda personalidad y fuerza.

‘Caballero Luna’ evita este peso y si alguien quiere dejar la aventura aquí no hay nada que le comprometa a ver las doscientas horas del universo previas. Ni siquiera tiene exactamente el mismo aspecto visual de las últimas películas y series, aunque tampoco sea muy diferente, pero sí que hay una conciencia y voluntad de volver a inventar, de presentar a alguien dentro de sus propias reglas y un tono propio que hace que por una vez pese más el título de la propuesta que el del logo de Marvel.

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‘Caballero Luna’ ha empezado de forma impecable, un torbellino de situaciones angustiosas y divertidas con toques de horror psicológico y criaturas que no deja espacio para aburrirse y que Oscar Isaac convierte en un one man show heredero del mejor Bruce Campbell. Con un primer acto concebido para enganchar y que marca un ritmo que será difícil de mantener los otros capítulos. Pero si hubiera que juzgar una serie por su primer peldaño esta sería sin dudas la mejor de Marvel hasta ahora.

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