El mate en una mano y el termo bostero con el número 10 en la otra. En su palco de la Bombonera, Juan Román Riquelme encuentra su espacio para pensar y meditar luego de cada partido. Se queda solo y reflexiona -a veces durante horas- sobre lo que acaba de ver sobre el césped en los 90 y pico de minutos previos. El domingo, una vez más, quedó preocupado. Pero muy preocupado. Tal vez como aquella vez en la que su Boca perdió contra Gimnasia y, en un rapto de calentura, terminó bajando a los jugadores del micro y hablándoles en el vestuario. Sólo lo que se generó aquella vez frenó ahora un episodio similar. ¿Cómo sigue?

Mirá también

Mirá también

Mirá también

Sebastián Battaglia es el principal apuntado. Los resultados siempre mandan, como incluso reconoció Jorge Bermúdez poco antes del final del ciclo de Miguel Angel Russo, pero mucho más importan las formas. Si de hecho a Miguelito lo reemplazaron por el actual DT luego de «ganarle dos veces al Atlético Mineiro» y de haber eliminado a River de la Copa Argentina. Así, lo poco que muestra este Boca puso a todo el Consejo en estado de alerta.

Mirá también

En el Centro de Entrenamiento de Ezeiza, el búnker amurallado de Riquelme y Cía., los cambios de ánimo son frecuentes, entre las semanas en las que hay paz (poquitas) y las que asoma la crisis (muy seguido, por una cosa o por la otra), con ciertas señales de disconformismo y hasta de arrepentimiento por la decisión de haber renovado el ciclo como entrenador de quien fue el jugador más ganador de la historia del club. Y eso que perdió por primera vez en el año…

Mirá también

Mirá también

Pero la sensación de inestabilidad de Battaglia no nace de la imaginación de la prensa ni tampoco de lo que dejan trascender desde adentro. La chapa que sacó el DT con su racha de 12 partidos invictos (son diez en realidad, desde la derrota 1-0 con Independiente) se diluye cuando la Bombonera exige ganarle a River «cueste lo que cueste», en un mensaje que parece más para un equipo que viene perdiendo hace rato que uno que no pierde casi nunca.

Las formas importan, quedó dicho. A Seba le renovaron y lo confirmaron oficialmente como entrenador, pese a algunas dudas, por haber ganado la Copa Argentina. También le trajeron jugadores, en el mejor mercado de pases de la gestión. Y así y todo, la involución sin freno de un partido a otro, los cambios de esquema repentinos (fue de su preferido 4-3-3 al 4-3-1-2) y las modificaciones generalmente desacertadas durante los partidos lo pusieron frente a dos pruebas de fuego.

Mirá también

Mirá también

La responsabilidad del técnico no sólo ve refleja en rendimiento colectivo, también en las decisiones que toma para conformar su equipo titular, con dos casos puntuales de los últimos partidos: Nicolás Orsini por encima de Luis Vázquez y Juan Ramírez indiscutido pese a llevar meses en un nivel muy bajo, lo cual en cierta forma despertó la bronca de Agustín Almendra, la reacción fuera de lugar y sus derivados…

Tanto se jugará el ciclo en los próximos partidos que, si no aparecen respuestas desde el banco y en el campo, hay quienes esperan que Battaglia tenga el famoso «gesto» de dar un paso al costado. Pero no en caso de tropezar dentro de dos semanas contra River, porque después de aquella renuncia de Miguel Brindisi en 2004 quedó claro que un DT de Boca no debe renunciar luego de caer en un superclásico. Sino que esperan que lo haga si llegara a irle mal el próximo domingo ante el líder Estudiantes en La Plata…

Mirá también

Mirá también

Battaglia, aferrado a su cargo por la oportunidad única que le dio Riquelme tras una buena campaña en la Reserva, difícilmente tome la decisión de renunciar sin darse el gusto de iniciar la fase de grupos de la Copa Libertadores, pese al desgaste que empezó a percibir a través de los satélites de la dirigencia y las consecuentes ganas que por momentos tiene de dar el portazo.

El inicio de semana con un evidente disconformismo general con el entrenador se da luego de una sucesión de semanas turbulentas por salida conflictiva de Wanchope Ábila, Cristian Pavón colgado y yéndose libre al Mineiro, las acusaciones de «equipo inocente» y el escándalo del Almendragate. Y antes de dos partidos clave. Aunque más que nunca Boca va paso a paso. Primero, en la Boca del León. Y después verá… 

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here