Las vajillas de melamina más bonitas y baratas para decorar la mesa con platos que no se rompen

Poner una mesa bonita es un arte y una pasión. Como nos contaba hace unas semanas Beatriz Satrústegui (autora de ‘Amor platónico’) «poner una buena mesa es un reflejo nuestro: tomas decisiones estéticas constantemente y casi sin darte cuenta, y cuentas una historia, porque tratas de evocar algo, crear sensaciones». A menudo pensamos que crear esa decoración impresionante solo es posible con delicadas vajillas, cristalerías carísimas o el lujoso ajuar que recibían nuestras abuelas en herencia. Sin embargo, nada más lejos de la realidad: una mesa impresionante que deje a tus invitados con la boca abierta también se puede conseguir con piezas de menaje low cost (en Zara Home o en H&M Home hay cosas ideales) e, incluso, con las vajillas de melamina y sus platos irrompibles con los colores y estampados tendencia de cada temporada.

Porque sí, en el arte de la buena mesa también hay modas y tendencias, y esta temporada se lleva combinar vajillas pero, además, apostar por piezas que nos permitan crear decorados dignos de restaurante con estrella Michelín para nuestras mejores recetas sin tener que preocuparnos porque el más mínimo golpe descascarille los platos. La melamina ha ganado terreno en los últimos años, y lejos de ser ya la opción de campistas y domingueros para sus picnics en la montaña o en la playa, se ha posicionado como la mejor alternativa para poner mesas increibles, a la última y seguras (a prueba de niños y manazas).

Este material, una resina de plástico muy moldeable (y no tóxico), puede imitar acabados tradicionales como la loza o la porcelana, y también otros de plena tendencia como la pizarra, el bambú o las fibras naturales, puede decorarse con los colores y estampados de moda y, además, es prácticamente irrompible, no se araña ni de daña con facilidad, es muy ligera, mantiene muy bien el calor de los alimentos y se puede lavar en el lavavajillas (ojo, no es apta para hornos ni para microondas).

Como nos explicaba Beatriz Satrústegui, una mesa bonita y bien decorada «es un homenaje al invitado, es hospitalidad, es decirle al invitado ‘me importas’, porque el buen anfitrión es generoso, y tienes que pensar en el de enfrente. El peor error es no intentarlo, no jugar y no participar». Pero, ¿por qué complicarnos la vida con piezas delicadas si podemos vestir mesas igual de bonitas de una forma mucho más cómoda y segura?