Feriantes de uno de los sectores en que se ha dividido la plaza principal de Villa El Libertador no se ponen de acuerdo sobre la organización de la venta ambulante.

Mientras un sector denuncia “maltrato y hostigamiento” por parte del cuerpo de delegados, estos le salen al cruce diciendo que son una minoría de cuatro revoltosos contra 260 feriantes que están de acuerdo.

Angeles Monserrat, con más de diez años de venta en la plaza, llevó el desacuerdo a la justicia al denunciar delito contra las personas en la Unidad Judicial 3. La denuncia quedó asentada en el sumario 10314867, fechada el 7 de setiembre pasado.

“El maltrato que tienen con la gente, los puesteros y conmigo en especial. El hostigamiento de que vienen y te dicen que si no están a favor de ellos, te sacan”, afirmó Monserrat a La Décima.

“Como hicieron la otra vez con los 15 mil que si no estabas a favor de ellos no lo cobrabas. Yo fui y me anoté sola en la municipalidad y cobré”, ejemplifica la denunciante.

Sus mayores diferencias son con la delegada del sector naranja, Marcela Matorras. “Amenaza y hostiga”, dice Monserrat.

Matorras se defiende diciendo que “las que hacen lío son dos o tres personas” contra 260 feriantes que lograron ponerse de acuerdo para darle un orden que la feria antes no tenía. Y es verdad: hoy la feria luce más organizada y han logrado que los puestos no avancen sobre los juegos de la plaza para los niños.

El último desacuerdo fue porque Monserrat permitió hacerle lugar para vender a una persona ajena a los empadronados. “Era una pobre chica que tiró una mantita para vender”, dice Monserrat. “Ese día yo me desencajé porque me calumniaron diciendo que yo le había querido cobrar”, dice Matorras.

Diferencias 

El grupo más díscolo argumenta que a los delegados actuales “no los eligió nadie”, o mejor dicho, “se eligieron entre ellos”.

“Amenazan diciendo que tienen autoridad para sacar de la plaza a quienes quieran, que la municipalidad les dio permiso”, dice Monserrat. “Te tratan mal, te atropellan, a mí me quisieron sacar del lugar”, agrega Luisa Chávez. “Tenés un simple desacuerdo y te mandan a freír papas”, sube la apuesta Rosa Amurrio, “cuando ellos empadronaron a familiares y amigos para que cobren los bolsones y la ayuda municipal”.

Graciela Irusta, una de las más enconadas opositoras, afirma que “esto es una selva”. “Los domingos esto es una cosa de locos, porque no te dejan trabajar en paz. Te insultan, vienen en patota, te invitan a pelear solo porque no se bancan que los contradigas”, dice. “Como nosotros nos oponemos a que cobren los puestos, te hacen la vida imposible. Es un acoso permanente el que sufrimos”, dice la feriante.

Los más díscolos pretenderían que el sector también tenga como delegada a Cristina Condorí. “La municipalidad hace la vista gorda porque sabe que pasan estas cosas”, refieren en este grupo.

Marcela Matorras responde que “ellos quieren abarcar todo, traer más gente y eso no lo vamos a permitir”. Y en cuanto al cobro a los feriantes, señala que “ya no se les cobra a los visitantes, y lo único que se cobra es el tablón y los caballetes a los empadronados que lo necesitan”. “Los visitantes no pueden entrar más”, aclara Matorras.

“Si le preguntas a todos, van a estar conforme con ella (con Matarras)”, dijo una feriante que intervino en la entrevista de La Décima. Desde ese momento, empezaron a sumarse a la nota feriantes que apoyan el trabajo de Matorras.

“Hace 22 años que yo estoy y jamás tuve un problema con Marcela”, dijo Mirta Cuello. “Excelente, los años que yo la conozco”, dijo Felicita. “Quiero aclarar que yo no soy amiga de Marcela, pero siempre la he visto reaccionar muy bien como delegada”, dijo Cintia. Néstor Rodríguez, delegado del sector verde, afirmó que Marcela “cuenta con el respaldo de todos los delegados”.

“Estas personas no entienden que hay una organización que respetar”, señaló Ramón, del sector celeste. Y Nélida Contreras afirmó que “Marcela jamás nos cobró un peso”.

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