La estética preppy tiene una extensa historia. Sinónimo del estilo »pijo» (con mucho sentido) su inicio se remonta a principios del siglo pasado. La denominación preppy es un diminutivo de prep o preparatoria. Este término se usó para definir el fenómeno fashion que caracterizaba a los chicos de familias adineradas en Estados Unidos, quienes se preparaban para entrar en la Ivy League, las instituciones universitarias de mayor renombre. De ahí a que los uniformes escolares fuesen un símbolo de estatus, posteriormente transformados en trajes de dos piezas. El look se ha ido modernizando con el paso de los años y hoy está en la lista de últimas tendencias en las colecciones de otoño-invierno 2021. ¿Quieres saber por qué? Desentrañamos todo lo que hay tras el uniforme para que siga estando a la moda.

Este atuendo fue incorporando modificaciones a medida que pasaban las décadas. Originalmente concebidos como método de control para mantener el orden social, tras la segunda guerra mundial las jóvenes de los colegios femeninos de élite se rebelaron, subiendo el dobladillo a sus faldas plisadas y tomando prestadas las prendas de los chicos. La influencia del ‘New Look’ que introdujo Christian Dior en los años 50, determinó para siempre el diseño del uniforme: faldas acampanadas ajustadas a la cintura, el tartán, las camisas de cuello bobo y las blazers. Seguramente, Jackie Kennedy fue la figura más icónica del movimiento ‘prep’ con sus conjuntos coordinados. Pero, con este hecho también fue acompañado de la actitud contestaria de la época traducida en la personalización de los looks como protesta ante los códigos de vestimenta. Aunque, el preppy como lo conocemos ahora es parte del legado de los diseños de Perry Ellis, Ralph Lauren y Tommy Hilfiger. Su contribución a este estilo lo popularizó mundialmente y, a día de hoy, sigue siendo una tendencia recurrente en la pasarela.

Estas ideas de los grandes modistos americanos se fusionaron con la visión de las casas de alta costura europeas como Chanel, Yves Saint Laurent o Prada. Es así como el elegante universo de los trajes de chaqueta se entremezclo con el de los uniformes escolares para eclosionar en los 90 en una apariencia super femenina y naíf. La cultura pop divulgó esta imagen a través de películas como Clueless que estableció las minifaldas de tablas a cuadros, los conjuntos de colores vibrantes, los calcetines hasta la rodilla acompañados de zapatos tipo ‘Mary Jane’ con plataforma, las boinas y los bolsos de lujo.

Britney Spears también puso su granito de arena con la camisa anudada y los coleteros de pompones, que oscilaba entre lo infantil y lo sexy en ese proceso de pasar de la adolescencia a la adultez. Jennifer Aniston hizo su aportación a través de la serie Friends, con esos célebres estilismos de faldas tartán. Y, continúo en los 2000 mediante el idolatrado personaje de Reese Witherspoon en Una rubia muy legal, el grupito de Lindsay Lohan en la película Chicas Malas y, por supuesto, el enorme impacto de Blair Waldorf en la serie Gossip Girl, encarnando el espíritu original de la estética preppy.

El street style de las últimas Fashion Weeks se ha visto inundado por esta tendencia. Lo hemos visto en combinaciones de cárdigan y falda de punto, con chaquetas de corte cuadrado sobre las que sobresalen cuellos, en conjuntos de tweed, en versión pichi o vestido, con minifaldas A o plisadas, con blazers oversize y rematados con botas moteras, mocasines con calcetines, botas de agua o de tacón, perlas, diademas y mini bolsos. La clave está en hacer looks únicos que se identifiquen con tu personalidad. Mientras más customizado, mejor.

¡Seguro que te han entrado ganas de volver al cole!

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