Hemos visto al presidente Donald Trump gritando de manera muy exaltada esta semana que está harto de la pandemia del COVID y del Dr. Fauci, máximo responsable de la lucha frente al coronavirus en EE UU. Es muy sorprendente que el líder de un país civilizado adopte una posición negacionista, sobre todo porque esta postura se puede traducir en víctimas humanas. Pero lo cierto es que lo que le pasa al presidente americano le está pasando a mucha gente. La sensación de hartazgo, fatiga, desidia por las medidas de seguridad junto con la desesperación de muchos, por la situación económica y la incertidumbre sobre qué puede pasar en el futuro próximo, cala cada vez en un mayor número de personas.

La situación ha cambiado radicalmente respecto al primer confinamiento en el estado de alarma de principios de año. Todos recordaremos los aplausos, en las ventanas a las 20 horas para el personal sanitario que se celebraba casi como un ritual en toda nuestra geografía. La mayoría de sanitarios con los que tengo contacto coinciden en que algo ha cambiado. Muchos pacientes tienen la moral por los suelos y están apáticos o desmotivados. Mucha gente pensaba que finalizado el estado de alarma esto iba a conducir a un verano y meses posteriores casi como si no hubiera pasado nada. Lejos de esto, hoy estamos peor, al menos en el número de casos declarados. Además, el espectáculo dantesco del choque político entre las autoridades sanitarias del Ministerio de Sanidad y las de la Comunidad de Madrid ha hecho que ya nadie tenga claro lo que hay o no que hacer.

¿Qué hay de la vacunación?, ¿en qué estado se encuentran los trabajos? Y lo más importante, ¿cuándo nos vamos a poder vacunar? En su último comunicado fechado el 2 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cita 42 ‘vacunas candidatas’ estudiadas mediante ensayos clínicos en humanos a lo largo y ancho del mundo ­—contra solo 11 a mediados de junio—. Diez se encuentran ya en la etapa más avanzada, la fase 3, donde se mide la eficacia de la vacuna a gran escala, en miles de voluntarios repartidos por varios continentes. Entre ellos la alianza germano-estadounidense Biontech/Pfizer, que anunció el viernes 16 de octubre el plan de solicitar la aprobación de su vacuna durante la tercera semana de noviembre.

La COVID mató a más gente en un día que la banda terrorista eta en toda su historia

Parece ser que durante el mes de diciembre España recibirá 3 millones de dosis de la vacuna del laboratorio AstraZeneca, como se precisan dos dosis para lograr la inmunización con esta cantidad se podrá vacunar a 1.5 millones de personas. El resto deberemos esperar al primer semestre del 2021. Durante el mes de julio escribí que en Francia ya existía un documento realizado por un comité de expertos y publicado por las autoridades sanitarias de este país con los criterios para distribuir la vacuna entre la población. En España sigue sin existir, o al menos yo no soy capaz de encontrarlo.

Una gran tragedia

Recientemente acudí a los premios ABC de salud a los que asistió el ministro Salvador Illa, entre otras autoridades. Me conmovió especialmente el emotivo discurso de agradecimiento que dio el hijo del Dr.Emilio Ucar de 58 años, que falleció víctima del COVID. «Detrás de todas y cada una de las víctimas hay una historia personal y una familia que queda desgarrada por la tragedia». Muchas veces escuchando la voz monótona, del presentador del telediario, contandonos las víctimas del día se nos olvida este drama.

No nos percatamos que en su fase más álgida, el COVID mató a más gente en un día que la banda terrorista ETA en toda su historia y que el daño era similar a que explotaran diariamente dos aviones Boeing 747. Si las medidas adoptadas no son suficientes, no quedará otro remedio que adoptar unas nuevas. Decía el filósofo Schopenhauer que «la salud no lo es todo pero sin la salud no hay nada». Esta frase también es aplicable a la economía.

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