Especialistas e investigadores en análisis de datos destacaron el trabajo realizado por la provincia de Buenos Aires para obtener cifras casi en tiempo real sobre la cantidad de fallecidos por coronavirus, alentaron a que el resto de las jurisdicciones lo replique y señalaron que se trata de «todo lo contrario a ocultar información».

El viernes, el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, reportó 3.523 decesos adicionales por Covid-19 en la provincia, luego de implementar una nueva herramienta para el registro de información, con el objetivo de terminar con el subregistro, al entrecruzar bases de datos del Sistema de Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA), el Sistema de Gestión de Camas (Sigec) y el Registro de las Personas (Renaper) que elabora los certificados de defunción en forma digital.

Nuevo sistema de registro de fallecidos por coronavirus en Buenos Aires

Al respecto, el exdecano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y ahora secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham, Jorge Aliaga, aseguró a Télam que «esta diferencia que se encontró se explica por deficiencias que tiene el Estado argentino».

«Está claro que acá hubo una búsqueda activa de información que se había atrasado, pero para nada se trata de ocultar datos, que en verdad no los tenía la provincia para cargar, porque eso es responsabilidad de cada efector de salud», indicó el especialista.

Aliaga señaló que «es destacable que la provincia haya entrecruzado distintos datos que tiene para conocer más detalladamente lo que sucede, aunque sí podría cuestionarse que lo hizo en forma unilateral y no con el resto de las provincias».

«Entiendo que es una buena oportunidad que tenemos para que el resto de las provincias implemente este sistema, que con la pandemia vimos que tiene debilidades», aseguró Aliaga y aclaró que sin embargo, cuando uno analiza los números, «las tendencias de las curvas no cambian» y no modifican las decisiones adoptadas para enfrentar la pandemia.

«¿Cómo sabe el Estado que la ley no se cumple, si no sabe lo que no se carga?», se preguntó en diálogo con Télam.

La docente e investigadora Soledad Retamar, que integra el Grupo de Investigación en Bases de Datos (GIBD) de la Facultad Regional Concepción del Uruguay de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), dijo a Télam que «se sabía desde el principio que había un retraso en la carga de los datos».

«Mas allá de esta realidad, lo importante fue que la provincia de Buenos Aires implementó una estrategia de búsqueda activa para determinar en forma fehaciente la cantidad de personas fallecidas, con el entrecruzamiento de datos. Algo que creo no se hizo en otras parte del mundo», añadió.

Retamar señaló que contrariamente a lo que uno escucha o lee públicamente, «esto demostró que no se ocultaron los datos, sino que al contrario, se los buscó, y ojalá el resto de las provincias hicieran lo mismo».

La investigadora señaló que «más allá de la modificación en la cantidad de fallecidos, las tendencias que se podían observar en el sistema SISA siguen siendo las mismas, lo único que va a cambiar son los números finos o finales».

«Incluso, nos tomamos el trabajo de medir los números del país y analizarlos con la ley de Benford -que permite detectar engaños estadísticos-, para ver si hubo engaño en la información brindada, y no detectamos ninguna anomalía más que la lentitud en la carga de los datos», explicó Retamar.

Ya en el mes de abril, un informe del diario estadounidense The New York Times señalaba las falencias sobre las cifras de decesos en algunos países del mundo, cuando se comparaban las muertes del último año, que incluyen las que ocurrieron en pandemia, con los tres períodos anteriores y se observa lo que se denomina las «muertes en exceso», que deberían ser las que no se detectaron o informaron y se produjeron por Covid-19.

En el informe se puede observar que en Estados Unidos, entre el 1 de marzo y el 22 de agosto, hubo un 19% más de muertes que lo normal, unas 248.400 decesos, mientras que 176.247 se reportaron por Covid-19, lo que hace suponer que se perdieron o aun no se notificaron 72.100 fallecimientos.

Lo mismo se puede ver en Perú, entre marzo y agosto, cuando se detectaron un 147% más de muertes, o sea unas 77.300 personas, y hasta ese momento se conocían 19.021 muertes por Covid-19, lo que da una diferencia de 58.300 decesos.

Según Aliaga, estos ejemplos «nos permiten ver que hay un déficit en el manejo de la información y las estadísticas en todo el mundo, que nos permitirá aprender».

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