‘Weapons’ sigue siendo la obsesión del verano para muchos aficionados al cine, con Zach Cregger consiguiendo una experiencia especial que apela de diferentes maneras y despierta conversaciones interesantes. Desde su construcción meticulosa de narrativa hasta su manera de integrar cuestiones sociales y humanas en medio de lo que resulta un oscuro cuento de hadas suburbial.
A la artesanía del horror y del humor negro se le suma esta ambición por tocar cuestiones bastante reconocibles, aunque sea desde una abstracción no enteramente explícita. Cregger ha citado muchas influencias alejadas del terror para elaborar su película, pero no ha mencionado una con la que guarda conexiones interesantes como es ‘El sótano del miedo’.
Supervivencia en el gueto
Un genio del género como Wes Craven escribe y dirige su propia explotación de los miedos que están ocultos en los barrios de Estados Unidos, subvirtiendo en el proceso algunos lugares comunes para trazar un discurso fascinante además de un thriller de primera. Una infravalorada joya que puede rescatarse en alquiler a través de Amazon Prime Video y de Apple TV.
En la zona del gueto de Los Ángeles los alquileres están despegando de manera intencionada para que los habitantes tengan que abandonar sus viviendas y poder vender los edificios a gentrificadores. Entre los afectados por la situación está “Fool” Williams, que tiene también que buscar la manera de costear el tratamiento de la enfermedad de su madre, por lo que acepta unirse a un plan en el que robar la casa de los terratenientes. Pero al infiltrarse se toparán con una realidad muy perturbadora.
Si la obra de Cregger está marcada por los horrores que pululan en los sótanos y en las profundidades de los suburbios, es fácil establecer una conexión con cómo ‘El sótano del miedo’ aborda directamente cuestiones como la gentrificación y el racismo desde el marco de la supervivencia. Un trabajo de carácter directo, pero que está refinado en sus esquinas para hablar de cuestiones todavía relevantes sobre la vivienda y la acumulación de la riqueza, aunque nunca presagiando una ola de “terror elevado” que se ha intentado aupar más por mensaje que por orfebrería del horror.
‘El sótano del miedo’: retorciendo la explotación

Craven es un inteligente cineasta en este aspecto, además de uno que sabe emplear su propia veteranía en el género para dar con lo esperable, aunque también subvertirlo. Su manera de retorcer a la pareja terrateniente, interpretada por unos Everett McGill y Wendy Robie que por entonces hacían de un matrimonio en ‘Twin Peaks’, consigue dejar grandes momentos de tensión y suspense, aunque también de bastante humor.
Su manera de retorcer en lo camp es también parte del irreverente carisma que define a ‘El sótano del miedo’ como obra de culto que consigue reivindicarse a sí misma con el paso del tiempo. Su gran manejo del tono, de las ideas y de sus personajes afroamericanos dejan una experiencia completísima que da para una gran doble sesión con la obra de Cregger.
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