Una road movie sin salir de Barcelona, pero con todos los ingredientes del género. La película que se presenta este fin de semana la protagonizan un padre y su pequeña hija dando tumbos a bordo de una furgoneta con mucha vida, por delante y por detrás. Así es La furgo, la emocionante película que ha dirigido el catalán Eloy Calvo, con Pol López (Suro) y Martina Lleida a los mandos interpretativos.
La cinta, que se presenta este fin de semana en la Sección Oficial del Barcelona Film Festival y llegará a los cines el 20 de junio, es la deriva cinematográfica de una deliciosa y conmovedora novela gráfica del ilustrador argentino Martin Tognola y el guionista barcelonés Ramón Pardina. También ellos han dejado aquí su impronta. Se nota por lo bien dibujados que están los personajes, el trazo de cada una de las escenas y los matices. Llega incluso a tener tintes de animación en los momentos más oníricos.
Una hermosa manera de tratar asuntos de gran calado social como la precariedad, la identidad y la búsqueda de segundas oportunidades. Oso es un hombre divorciado y parado de 45 años que vive con su hija de seis, Violeta, en una furgoneta que ya ha cumplido los 34, «una especie de loft con muchas posibilidades», mientras intenta reconducir su vida. Ha sido electricista, carpintero, técnico de mantenimiento… En pasado.
Por qué te va a encantar la película La furgo
Oso ha perdido la estabilidad en todos los sentidos, pero está empeñado en recuperarla. O lo que es lo mismo, en que todo vaya otra vez, paradójicamente, sobre ruedas, para lo que tiene que agarrarse fuerte porque vienen curvas y sin frenos. ¿El peor de los baches? La posibilidad de perder la custodia de Violeta por no tener un hogar. Y uno más a esquivar: la boda de su ex con Ramón; para la niña, «papá 2».
Padre e hija no salen de la ciudad, pero lo vivido es toda una aventura. Les acompañan Penélope, al fin y al cabo es una odisea; Moisés, para hacerlo más épico, y Javi, un nostálgico de los ochenta que pone la nota heavy. Además de un inmigrante ilegal, que es el Amigo; Hermínia, Cap Rapinstant, Lito o Raquel. Todos ayudan a bordar y también colorear el drama.
Oso, parado y divorciado, delante de su furgoneta casa.
CORTESÍA SIDERAL
Lo de Eloy Calvo con el cómic La furgo fue un flechazo. «La portada me llamó la atención enseguida: una furgoneta avanzando por el fondo del mar. En la cabina, un padre y su hija comparten una mirada cómplice», cuenta el cineasta. Así, en cuanto terminó de leer el libro, se puso en contacto con sus creadores. Lo tenía claro: allí había una película y él estaba dispuesto a hacerla.
Una película muy real con animación 2D
Fueron 19 jornadas de rodaje, de gran unión entre el equipo técnico y artístico, ya que el debutante Calvo se ha dado el lujo de cumplir un sueño. El de «mezclar imagen real con elementos de animación 2D tradicional» porque, confiesa, «siempre me ha apasionado el mundo del cine, la animación y el cómic».
De hecho, es graduado por la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC) en la especialidad de dirección de ficción, pero también en ilustración y cómic por la Escuela Joso. Por lo demás, y como reza en su biografía, «tarrasense de nacimiento y barcelonés de adopción en la Esquerra del Eixample durante unos años hasta que las subidas desorbitadas de los precios de alquileres lo echaron de la ciudad». Nada que no esté en la película.
Ser director y story board artist le ha permitido visualizar las escenas con antelación, que es lo mismo que «soñar con la película sin límites, dejando volar la imaginación», en sus palabras. Partía con ventaja porque ya la figura de Oso le había cautivado: «Es un personaje que camina constantemente por la cuerda floja, pero que logra sobrevivir día a día sin perder su mirada particular: irónica, fantasiosa y crítica».
Un padre y su hija viviendo en una furgoneta
También se vio seducido por la forma en que la historia «muestra que, a través de una serie de decisiones, una persona puede acabar viviendo al borde de lo que entendemos como exclusión social». Problemas laborales, crisis de pareja, responsabilidades familiares, conflictos no resueltos… y, al final, el mundo reducido al espacio de una furgoneta. Es lo que dibuja Violeta cuando en el cole tiene que pintar su casa.
Oso y Violeta viven una odisea sin salir de Barcelona.
CORTESÍA SIDERAL
No tener un lugar estable donde vivir lo pone todo patas arriba. El vehículo se convierte no solo en cuatro paredes que habitar, sino en una poderosa metáfora de lo precario, lo provisional y la necesidad de ver, aun con los cristales muy empañados, un futuro por delante. Ilustra, en definitiva, las muchas, amargas y enloquecedoras vueltas que da la vida.
En la furgo, su último refugio, «Oso aún siente que tiene el control», describe el realizador. Importante porque a su lado, de copiloto, lleva a su hija. «Encontrar a Martina Lleida fue un proceso muy mágico y, a la vez muy, importante porque tenía que dar la réplica a Pol López», añade. Él mismo es padre de un niño de su misma edad, así que le fue sencillo conectar con la actriz, para quien fue su primera experiencia en el cine.
El viaje, como cabía esperar, estuvo lleno de emociones. Además, con la banda sonora de Marc Parrot y su canción Roda como tema estelar para abrir este particular y rodante universo. «El espacio es muy grande, ¿por qué nosotros estamos aquí apretaditos?», pregunta Violeta. La respuesta de Oso: «Porque está mal repartido».







