Sara Flamenco

Aunque la palabra ansiedad genere temor en la mayoría de la gente, en realidad es
una respuesta natural del cuerpo ante situaciones percibidas como amenazantes. Es la forma que tiene nuestro cerebro de prepararse para enfrentar un peligro, ya sea real o percibido.

Cuando es algo puntual, aunque es una situación no deseada que puede hacer que te sientes fatal, en realidad no supone ningún problema serio. El problema llega cuando la ansiedad se vuelve excesiva, persiste en el tiempo y afecta a cómo te sientes en el día a día.

En esos casos, lo mejor es acudir a un profesional que pueda darte pautas para bajar tus niveles de ansiedad sin recurrir a la farmacología. No vamos a engañarte, a veces puede ser necesaria, pero otras veces (la gran mayoría) se trata de gestionar tus emociones de manera más sana.

Por este motivo, la psicóloga Ángela Fernández ha publicado en sus redes sociales lo que ella considera un requisito indispensable para conseguir superar esa ansiedad patológica que te paraliza, y es «aprender a convivir con las sensaciones desagradables«.

No aceptar las sensaciones desagradables lleva a la ansiedad

¿A qué se refiere Ángela Fernández con «sensaciones desagradables»? A cualquier sensación fuera de lo normal que puedas percibir como amenazante aunque en realidad no lo sea, como una palpitación del corazón más fuerte o un pinchazo en la sien. «A partir de ese momento, las sensaciones se convierten en síntomas», asegura.

En otras palabras, las sensaciones que tenemos no son tan importantes; la importancia reside en cómo interpretamos esas sensaciones. Según explica esta experta, el cerebro almacena cualquier episodio que considera traumático para evitarlo cuando vuelva a suceder, por lo que cuando eso ocurre, lo identifica como una amenaza y activa al organismo.

«Supongamos que una persona, tras un ataque de pánico, lo primero que interpretó fue que le iba a dar un ataque al corazón. Tras esa interpretación, la mente va a desarrollar una hipersensibilidad a ese síntoma, y habrá momentos en los que bastará con subir unas escaleras muy rápido para que se ponga en marcha su señal de alarma«, ejemplifica.

Cómo asumir las sensaciones desagradables

El objetivo es d
isociar esas sensaciones desagradables de la carga de significado que le hemos aportado nosotros, para lo que tenemos que desensibilizarnos. «Aumentar su tolerancia a esas sensaciones desagradables, quitándole esa interpretación amenazante que le habíamos añadido», asegura.

¿Y esto cómo se consigue? Puedes intentarlo por tu cuenta, pero Ángela Fernández recomienda acudir a terapia para tratar el problema de manera pausada y progresiva. «Esto nos permitirá
vivir una vida tranquila, sin limitaciones y con libertad«, concluye.