En un país oficialmente laico, pero profundamente marcado por el catolicismo como México, lo sagrado y lo sexual no dejan de cruzarse en un campo de batalla simbólico. El artista Fabián Cháirez lo sabe bien, y lo explora con una potencia que desestabiliza. Su obra más reciente, ‘La segunda venida del Señor’, no solo ha puesto en evidencia esa tensión, sino que ha desatado una controversia judicial y política que ha revalorizado su trabajo y lo ha reafirmado como uno de los creadores más desafiantes del arte contemporáneo en América Latina.

La historia reciente ha demostrado que cada intento de censura sobre el arte termina encumbrándolo a un estado de total consagración dentro de su ramo,  y en el caso de Cháirez no es la excepción: las obras de ‘La segunda venida del Señor’, han generado un incremento estimado del 40% de su valor original, así como en otras piezas del autor.

Lo que se pretendía censurar se ha convertido en un imán para coleccionistas, galeristas y defensores de la libertad artística. Como él mismo ha declarado en entrevistas recientes, «la censura me ha sentado bien, porque me ha dado voz en espacios que antes no tenía acceso». No hay ironía: en el mercado del arte, ser incómodo paga.

Un juicio que trasciende lo legal

Actualmente, la exhibición se encuentra en medio de un procedimiento judicial promovido por grupos conservadores que alegan ofensas a los sentimientos religiosos. El caso ha puesto en tela de juicio los límites de la libertad de expresión artística en un Estado que, al menos en teoría, debería garantizarla.

Si bien la denuncia no ha prosperado de forma contundente, el solo hecho de que una pieza artística deba ser defendida legalmente por su contenido simbólico abre un debate más amplio sobre el poder de las imágenes y quién decide lo que puede o no puede mostrarse en un museo público.

Venida

En ese aspecto la retirada de la exhibición de la exposición organizada por la Secretaría de Cultura fue, para muchos, un acto de claudicación ante la presión religiosa. La excusa oficial fue «evitar ofensas al público creyente», pero lo que realmente demostró es que en México (aunque es un país que se proclame laico) el poder fáctico de la Iglesia católica sigue marcando los límites de lo representable.

Erotismo, divinidad y transgresión: una tradición más vieja que el arte moderno

‘La segunda venida del Señor’ no inventa nada que la historia del arte no haya explorado ya. El cruce entre el deseo, el cuerpo y la religión ha sido un tema fundamental en la iconografía cristiana desde la Edad Media. Basta recordar los éxtasis místicos de Santa Teresa en Bernini y los San Sebastián martirizados con una sensualidad casi homoerótica.

Fabián Cháirez se inscribe en esa tradición, pero desde un lugar contemporáneo, queer y latinoamericano: desplaza al Cristo normativo para centrarse en las figuras del claustro y sacerdotales que son tan conocidas como sinónimo de la religión en México.

No es casual que escandalice. Escandaliza porque recuerda que la religión ha sido, desde siempre, un escenario para proyectar el deseo, para temerlo y, sobre todo, para castigarlo, un castigo que el artista trata de revertir.

Fotos de fabian_chairez

En Trendencias | Moët despedirá al 10% de su plantilla. La razón, según la empresa: la gente está triste y no hay nada que celebrar

En Trendencias | La alfombra roja como campo de batalla: la Gala del MET ha sido escenario de declaraciones políticas, y este año no será la excepción