El match inaugural de la Eurocopa tuvo una jugada muy violenta, que en tiempos previos a la existencia del VAR se hubiese considerado escandalosa. Alemania ya ganaba 2 a 0 ante Escocia y, en un ataque de los locales, el escocés Porteus cometió un planchazo muy fuerte sobre Ilka Gündogan. El referí, el francés, Clement Turpin, dejó seguir la jugada, con posesión germana. Pero ni había advertido la gravedad de la infracción.

Al cortarse el juego, desde el VAR convocaron a Turpin a revisión: rápidamente señaló el penal y expulsó a Porteus, zaguero central del Watford de Inglaterra. No había algo para interpretar en la sanción disciplinaria. Sí se le debe reprochar que no tomó conciencia en forma inmediata y que necesitó de la ayuda de los jueces de cabina para una falta muy evidente.

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