(Mario Albera) Milei sigue afianzando su liderazgo y desplegando su pragmatismo en el armado de su gabinete para asumir el 10 de diciembre la Presidencia de la Nación.
Esta semana asombró fijándole un límite a la fuerza fundada por el expresidente Mauricio Macri que aspira a negociar más cargos en el futuro gobierno. El futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, agradeció el apoyo del PRO, aunque aclaró que “no significa que compraron acciones”. Y agregó: “El respaldo de Macri y Bullrich tuvo su importancia, pero no fue decisivo en el triunfo de la Libertad Avanza en el balotaje del 19 de diciembre”.
Sugiere así que los votos de Juntos por el Cambio se hubiesen transferido igualmente al cambio libertario sin necesidad de acuerdos de cúpula porque nadie es dueño de los votos. “La decisión fue de los argentinos”, dijo Francos.
Milei se aferra al holgado respaldo popular del 56% en las urnas para legitimar su autonomía y fortalecer su presidencialismo. Busca evitar que un “cogobierno” con el PRO recree el fantasma del “doble comando”, en el sentido de que él puede ser el “Alberto Fernández de Macri”. El mensaje del libertario es que Macri no podrá ser Cristina Kirchner, quien hizo de Alberto un decorado. Un presidente que no fue, a decir de un libro de Bonasso sobre Héctor Cámpora.
Macri aceptó esto con recelo publicando el siguiente tuit:
Macri habla de “elegir su primer equipo” y luego agrega: “Les deseo a ambos (Bullrich y Caputo) el mayor de los éxitos en este compromiso personal que asumen”. Escribe con malicia al no augurarle mucha vida al primer gabinete y al dejar entrever que la decisión de Bullrich de ser ministra de Seguridad y la de Caputo, de Economía, son decisiones personales, ajenas a su sentir.
Si es así, Milei se recibió de político estos frenéticos días de armado y desarmado de nombres para ocupar su gobierno. El libertario toma hombres de todos los partidos (catch all party, se le dice en inglés al “partido atrapatodo”) inclusive peronistas, viejos exmenemistas como Rodolfo Barra, con pasado polémico, alejado de la grieta ideológica enarbolada por Macri de peronismo y antiperonismo (k). Trascendió que Macri buscaba negociar espacios en Justicia (preocupado por sus causas judiciales), en AFIP y en la presidencia de Diputados, pero Milei no concedió a esas pretensiones. A decir de Cristina, el liberal usa la lapicera.
Encuesta: el voto esperanza
Clarín publicó ayer una encuesta de las consultoras D’Alessio IROL – Berensztein, que indaga sobre las razones del voto a Javier Milei en el balotaje presidencial y sobre las expectativas de su próxima gestión. El estudio se hizo en base a 626 entrevistas online.
Preguntados los encuestados por qué votó a Milei, el 74% confesó que fue un voto “contra el kirchnerismo”. Luego lo hicieron: Por el apoyo de Macri: 45%; Por el apoyo de Bullrich: 43%; Por sus ideas: 43%; Y No sé: 2%.
Luego, la encuesta apunta hacia adelante, y pregunta: “¿Qué sensación le causó principalmente el resultado de las elecciones? La sensación más elegida es “esperanza”, con el 41%. Como positivas, también suma “alegría” con 9% y expectativa con 3%.
Del lado de enfrente, más repartidas se acumulan “miedo” (19%), “horror” (17%), “incertidumbre” (4%), “tristeza” (3%) y “decepción” (2%). A un 2% le provoca “indiferencia”.
Estanfación
Milei anticipó que “se vienen meses muy duros” al hablar de una “estanflación” para los primeros seis meses. Esto es caída de la actividad económica con alta inflación. Y aclaró que esto es el resultado de la emisión monetaria de los últimos dos años que se manifestarán en estos meses “porque la economía opera con rezagos”. “La inflación está jugada”, dijo.
Cristina Kirchner reapareció. Nunca felicitó a Milei en público por su consagración, pero sí echó leña al fuego al preanunciar una “catástrofe social” por venir. Porque, dijo, “estanflación es igual a catástrofe social”. En vez de apaciguar, calmar las aguas, hacer una autocrítica por la herencia y mostrarse como una estadista, Cristina K se muestra chiquita, necia, revanchista y tribunera profundizando la campaña del miedo y alentando el caos alimentado por sus soldados.
La estrategia del kirchnerismo saliente pareciera ser amplificar la honestidad brutal del presidente electo de decir y manejarse con la verdad. ¿Es más seguro tener información de lo que vendrá que no tenerla? ¿Acaso la información no es poder: poder para decidir, prevenir, saber actuar de antemano? ¿Desde cuándo es mal visto ser honesto intelectualmente? No debe serlo ya que el libertario fue el primer presidente en ganar de forma categórica la elección más dramática en democracia hablando de “ajuste”, “shock” y “motosierra” del gasto público. Su éxito electoral lo coronó como un “genio” para dejar de ser visto como un “loco”.
Otro cantar será la paciencia popular ante el ajuste por venir y la viabilidad política de las reformas económicas. Será para otro capítulo.
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