Sara Flamenco

No siempre que comemos lo hacemos por hambre. En una sociedad de consumo como la nuestra, comer se ha convertido en una forma más de tapar la ansiedad, como comprar compulsivamente, por ejemplo. Podemos comer por simple aburrimiento, lo conocido como hambre emocional o esconder problemas más graves, como un vacío emocional que tratamos de llenar a través de la comida.

«La comida se ha convertido en una forma más de satisfacer nuestros deseos más inmediatos, cuando en realidad tendría que ser para satisfacer principalmente nuestras necesidades energéticas«, nos comenta
Alejandra Menassa de Lucia, médico internista y psicoanalista en miayuno.es.

Y es que en un mundo que premia el placer por encima de todo, es común la sensación de vacío emocional provocado por el estrés, la falta de tiempo para uno mismo y una alimentación desequilibrada. Esto nos lleva a satisfacer de forma inminente nuestros deseos con cosas que no necesitamos pero que sí creemos que pueden llenar el vacío existencial que sentimos, como por ejemplo con la comida.

Cómo terminar con este mal uso de la comida para paliar la ansiedad

El científico David Kessler señala cómo la combinación de ingredientes altamente palatables, la publicidad agresiva y el marketing de alimentos procesados ha contribuido al abuso de la comida y la obesidad. Argumenta que la industria alimentaria ha diseñado estratégicamente alimentos con una combinación de sal, azúcar y grasa para maximizar su atractivo y crear una especie de adicción en las personas.

Mujer comiendo una hamburguesa. / Foto de Szabó Viktor en Pexels.

Compara este uso de la comida con el abuso de las compras y el consumo innecesario de Internet como medio para conseguir
una sensación rápida de bienestar, lo que conlleva un componente adictivo. Este comportamiento, lejos de proporcionarnos placer a largo plazo, nos lleva a sentir una sensación de mediocridad.

¿Y cómo podemos acabar con esto? Según Alejandra Menassa de Lucia «es posible comenzar a hacer pequeños cambios en nuestro estilo de vida que nos ayuden, poco a poco, a comprendernos, escucharnos y alejarnos del ruido que nos impide pensar con claridad para devolvernos a nuestra esencia. Esto implica desapegarse de la idea de que la felicidad y el bienestar se encuentran en el consumo constante de productos, experiencias y, cómo no, también de la comida«.

Por ello, desde
miayuno.es proponen la práctica de comer de forma consciente, promoviendo una atención plena a lo que estamos comiendo, saboreando cada bocado y prestando atención a las señales de saciedad que envía el cuerpo. «Al adoptar esta práctica, se fomenta
una relación saludable con la comida y se evita el consumo excesivo, que a menudo es una respuesta al vacío emocional«, asegura la experta.

El ayuno como método para recuperar una relación sana con la comida

Según nos comenta la experta,
el ayuno puede ayudar a superar los comportamientos compulsivos y la sensación de vacío alrededor de la comida. Y es que, al comer de forma consciente, podemos nutrirnos no solo físicamente, sino también emocional y espiritualmente.

Pero el ayuno tiene otros beneficios a nivel físico y de salud. Para empezar, activa la autofagia, un proceso que elimina y recicla las células dañadas, lo que promueve la regeneración celular. Además, mejora la sensibilidad a la insulina, regula los niveles de azúcar en la sangre y reduce la inflamación, asociada con enfermedades como cáncer u obesidad.