Ya veo la indignación por la comparación, pero vamos a no ser cuadriculados por un segundo y contemplemos la influencia de ‘Pulp Fiction‘ desde su irrupción. Que la película de Quentin Tarantino fuese un éxito trajo muchas cosas, no todas positivas pero sí transformativas. De repente, ya no era nocivo que una película estuviera plagada de personajes incorregibles e irredimibles, que tuviese un tono violento y retorcidamente divertido o que su estructura de puzzle descoloque deliberadamente hasta tener sentido.

No inventó Tarantino todo ello, pero sí que esa clase de cine independiente podía volver a ser mainstream, o incluso tener recorrido en el resto del mundo hasta ser una influencia. Es sin duda el caso de la película con la que Alejandro González Iñárritu se presentó al mundo y se anticipó como un talento soberbio del nuevo cine mexicano: ‘Amores perros‘.

Amores que muerden

La película, disponible en Amazon Prime Video así como en Filmin, nos mueve desde un terrible accidente automovilístico hasta la perspectiva de tres personas afectadas por el mismo. No se cruzan directamente, pero sus historias se irán entrelazando desde tal impactante episodio. Un torbellino de historias bien cargadas (tanto en contenido como en intensidad) en un guion tan ambicioso como abrumador.

‘Amores perros’ va a las claras desde los primeros compases. Un inicio in media res muy intenso a lo ‘Reservoir Dogs‘ se vuelve toda una declaración de intenciones para prepararnos ante lo que es una película de bordes afilados.

La ambiciosa estructura de historias cruzadas ya hace fácil la comparación con ‘Pulp Fiction’, pero es capaz de adaptar aspectos más profundos. Su querencia por la violencia y la sensación intensa, aunque enfocada desde el melodrama, rememora a ese Tarantino más indie. Su manera de moverse por unos personajes difíciles sin dejar de explorar sus mundos internos, sus sentimientos complejos y sus motivaciones, la hace mejor heredera que muchas copias al carboncillo sacadas por Hollywood.

‘Amores perros’: poliédrico retrato

Por su puesto, el rico mundo de ‘Amores perros’ no se acaba en Tarantino. Hay un drama social bastante cortante y profundo, capaz de rescatar detalles del cine de Luis Buñuel para hacer un poliédrico retrato de las diferencias de clase. Desde los «despojos» de la sociedad hasta los privilegiados. Los perros a los que hace referencia el título no son precisamente literales.

Los amores que también son referenciados tampoco son nada sencillos, e Iñárritu aprovecha las dos horas y media de metraje para explorarlos concienzudamente. Mucha trama, mucha algarabía, pero ‘Amores perros’ también sabe sostenerse en atmósfera y en personajes debidamente elaborados. Una refrescante pieza que sigue situándose entre sus mejores trabajos, antes de que se desatase su torrencial y masturbatorio ímpetu por mostrar lo bien que dirige lo que sea.

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