
El economista y presidente del Centro de Estudios en Economía, Sociedad y Tecnología (Ceesyt), Diego Dequino, analizó los últimos anuncios del Gobierno nacional y anticipó que habrá un resquebrajamiento de la economía real.
En diálogo con Mano a Mano, sostuvo que cuesta comprender sin un plan económico las medidas comunicadas por el “superministro” Sergio Massa, pero considera que la coalición gobernante intenta ponerse de acuerdo en algunos puntos.
En este sentido, explicó que hubo dos documentos que intentaron marcar un camino en materia económica: el acuerdo con el FMI (“más bien un meta plan”, aclara el entrevistado) y el Presupuesto 2022.
Mientras que el primero no fue respaldado por el oficialismo, el segundo no contó con la aprobación del Congreso. “Resulta difícil entender la mirada de largo plazo que el gobierno ofrece a la ciudadanía”, agrega.
Para Dequino, algunas señales de Massa muestran que “tenuemente” va en sentido contrario de las políticas de Martín Guzmán, como fue la renovación de la deuda en pesos del Tesoro a 90 días (por ahora la única medida concretada).
Vamos a percibir que la inflación no se acelera; pero por otro lado, todos cuidaremos mucho más el consumo y la inversión
Otra diferencia es la promesa del control de gasto interno con la “caja única” y los techos presupuestarios fijos, ya que opina que Massa tiene más poder político que el anterior ministro.
El líder del Frente Renovador también planea una gira para acceder al mercado de crédito internacional de fondos árabes, en tanto que Guzmán se encerró en el financiamiento local y agotó ese recurso.
Otros anuncios que prepara el Gobierno sería el llamado “dólar soja”, en el que reconoce el atraso del tipo de cambio oficial en relación con el resto del mercado, y evalúa un tipo de cambio referencial para los exportadores de la economía del conocimiento.
Quizá la más novedosa para un gobierno peronista y la que más expectativas genera en materia de reducción de déficit fiscal es la segmentación tarifaria de los servicios públicos.
¿Algunas de estas medidas anunciadas prevén resultados en el corto plazo para el bolsillo de la gente?
Estas medidas no alcanzan en lo absoluto. El asunto es que los anuncios sueltos no alcanzan en la medida que no se entienda cuál es el plan, cómo queremos salir y adónde queremos llegar. Lo que muy probablemente ocurra es que haya una desaceleración del proceso inflacionario, pero este año vamos a una inflación de cerca del 90%, y en 2023 deberíamos esperar que la inflación se reduzca, si estas políticas continúan, al orden del 60 o 70 por ciento. No podemos esperar que baje al 20%, que ya es mucho. Entonces, desde el punto de vista del trabajador o del jubilado, es algo que no se va a percibir tan rápido. Se percibirá una calma, porque si el proceso inflacionario continúa acelerando, la situación y el conflicto social se van a agravar. Si esto se frena y se reduce un poco, evidentemente eso crea una mejor sensación.
Ahora bien, tenemos que ser claros: este proceso de corrección o reducción del gasto público, de la manera que se está haciendo, y las señales muy puntuales a determinadas franjas de la producción, como la agroindustria o los freenlancers de exportación de economía del conocimiento, y el retiro de una porción importante del gasto público, porque se habla de un ahorro de 500 mil millones de pesos al valor de hoy, va a producir claramente un resquebrajamiento del proceso de la economía real.
La economía real se ha enfriado. Lo que era un crecimiento en el inicio del 2021, se está demostrando que en realidad era una recuperación de los valores previos a la pandemia. En los últimos 90-60 días comenzó un proceso de enfriamiento. Y lo que vamos a ver es un proceso del retiro de consumo de inversión agravado. Se mezclan dos cosas: por un lado, una señal positiva porque vamos a percibir que la inflación no se acelera; pero por otro lado, todos cuidaremos mucho más el consumo y la inversión, habrá prudencia en el trabajador, en la familia y en las empresas en materia de gastos. Eso va a producir un freno en la economía, e inclusive puede generar una perdida en términos reales. Y eso sí es un signo contrario a lo que pasó en 2021 y en el inicio del 2022, porque veníamos de años muy malos en términos de economía real. Esto es la ecuación natural del retiro del extraordinario crecimiento gasto público del país en los últimos dos años.
¿La enorme deuda en pesos sigue siendo el principal problema del gobierno?
No, hoy el problema es que no hay crédito para el sector privado. Hay dos problemas en el corto plazo: la inflación, porque no nos deja tener moneda, y eso consecuentemente no nos deja tener crédito. El crédito no es malo, es bueno. El problema es si se lo queda todo el Estado para gastos corrientes. El problema no es la deuda en sí en pesos, sino la malformación del mercado de crédito: todo el crédito se lo queda el Estado y los privados no acceden a créditos de calidad. El sector que puede ahorrar, lo guarda. Y esto es trágico, porque los que producen y los que consumen, no ponen ese excedente a disposición de otros que quieran producir más y crecer. Y en otro lado, lo poco que hay se lo queda el Estado.
Inflación julio 7,4%
Inflación ener-julio 46,3%
Lineal-> 92% anual
Cálculos sencillos resto del año (agosto-Diciembre):
*Para 70% anual ->debe ser 3% mes (no)
*75% ->3,6% mes (no)
*85%->4,8% mes (+probable)
*90%->5,3% mes (-probable)
*95%->5,9% mes (tal vez) https://t.co/pY5zNKuB7V— Diego Dequino (@implacableecon1) August 11, 2022
Pero no hay un consenso de mayoría de volver a los mercados internacionales. Yo estoy favor de que Argentina participe activamente en los mercados internacionales de crédito, porque no hay manera que un país crezca sin crédito. En materia de crecimiento, no hay manera que se pueda crecer con la plata bajo el colchón, con el ahorro de fin de mes de cada ciudadano, lo que ganó una empresa de más. Para crecer se necesita crédito, y el crédito que tenemos no es suficiente para apalancar el crecimiento.
¿Hay posibilidades de incumplimiento del acuerdo con el FMI a corto plazo? ¿Es inevitable otra renegociación con el organismo a partir del 2027?
El acuerdo del próximo trimestre se va a cumplir. El anterior se cumplió con alguna trampa contable, porque el Banco Central acumuló reservas de forma extraordinaria 15 o 20 días antes de que se cerraran los valores del acuerdo, a través de cierto artilugios y cuestiones forzadas en el mercado de cambio, y eso lo terminamos pagando con una brutal salida de dólares en julio. Ahora también hay un margen y se va a poder cumplir la pauta.
El problema va a ser de fin de año hacia 2023, que es un año electoral, y creo que si hay que sentarse con el FMI de nuevo, que es lo más probable, no va a pasar en 2027, sino en el 2023. Porque el 2023 va a estresar mucho el acuerdo a valores que será difícil escapar con artilugios contables, y por otro lado vamos a tener un año electoral, que va a depositar muy probablemente un nuevo presidente, del mismo signo u opositor, que ambos casos quieran poner sobre la mesa, no creo una rediscusión de fondo del acuerdo porque no es malo ni muy exigente, pero si una puesta a punto de ciertas condiciones.