Pia Sundhage se despierta en su hogar de Barra de Tijuca y va al gimnasio porque le hace bien al cuerpo, pero luego rumbea a la playa porque siente que le acaricia el alma y le permite encarar mejor el día. Las playas de Brasil no se comparan a las de su Suecia natal y confiesa que también se ha convertido en una gran fanática de la fruta brasileña.

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En 2019 asumió como entrenadora de la selección femenina, pero todavía no domina el portugués. Es por eso que para comunicarse con el plantel pide ayuda a las jugadoras que manejan el inglés o a su propio cuerpo técnico. Sin embargo, reivindica que la comunicación es muy efectiva dentro del equipo y una de las patas fundamentales.

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La elegida por la FIFA como la sexta mejor jugadora del siglo pasado ostenta grandes galardones en su historial. No sólo disputó la primera Copa del Mundo en 1991 como delantera sino que después como entrenadora de la selección estadounidense obtuvo dos veces la medalla de oro en los Juegos Olímpicos (2008 y 2012).

En 2013 regresó a Suecia como DT de la Selección y se quedó con las semifinales de la Eurocopa de ese año. Su forma de entrenar es disciplinada y cautivadora. Incluso jugadoras de renombre como la estadounidense Kristine Lilly pidieron seguir siendo dirigidas por ella porque consideran que la comodidad que brinda es inigualable y sus logros son una prueba del nivel que propone.

Pia en la victoria ante Uruguay por 3-0

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Pia es una mujer fiel a sus convicciones que cuando obtuvo la primera medalla dorada decidió no visitar a George Bush en la Casa Blanca porque confiesa que se siente más cómoda con el pueblo que con las personas de renombre.

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Ahora tiene un desafío grande por delante. Brasil, ganadora de la Copa América en siete oportunidades, llega a las semifinales invicta y con el arco en cero. Si bien el plantel se encuentra en un recambio generacional, cuenta con ocho jugadoras en equipos de primer nivel de Europa y tres en Estados Unidos. La jerarquía es imponente. Ganó contra Argentina, Perú, Brasil y Uruguay y siempre por más de tres goles. Detrás de esta gran campaña hay una DT con una mentalidad de juego única que, si bien no habla portugués, logra que sus ideas calen en las jugadoras que ejecutan a la perfección lo que ella busca llevar a cabo.

Este martes a las 21 hs de Argentina se enfrentará a Paraguay y es la única entrenadora mujer con chances de ganar el trofeo. En una charla exclusiva con Olé, cuida sus palabras y con precisión analiza la competencia. Desde Colombia reivindica la importancia de luchar de manera colectiva por mejorar el fútbol femenino y a la hora de recordar el debut con Argentina, donde ganaron 4-0, confiesa que tuvo un condimento distinto al resto.

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– Brasil ha tenido un nivel superior al resto de los equipos, no perdieron un solo partido. ¿Dónde radica la diferencia?

– Por un lado, en Brasil no hay una gran diferencia entre la mejor jugadora y la que no es la mejor. Tenemos un nivel muy parejo lo que hace que el equipo sea muy fuerte en comparación a los otros países. Por otro lado, la velocidad de juego. Lo que está pasando actualmente en el fútbol femenino es que pueden controlar distintas situaciones, la toma de decisiones es más rápida que anteriormente y esto viene asociado al estado físico. Las jugadoras pueden competir los 90 minutos.

Pia Sundhage la DT sueca de Brasil

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Brasil festeja en la Copa América

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– ¿Cuáles son los aspectos principales que tratas de trabajar y marcarle a las jugadoras?

– Actualmente trabajamos mayormente en que estén conectadas. Hay distintas etapas como cuando se defiende y se ataca entonces tratamos de que estén todas en la misma página. Además buscamos poder cambiar las tácticas. En los momentos que el partido se pone muy cerrado es importante cambiar la táctica y que las jugadoras puedan amoldarse. Es muy difícil ser exitoso en el último pase, que sea preciso y eso es algo que estamos buscando mejorar.

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– Muchas veces podemos ver que hay diferencias muy pronunciadas entre los equipos lo que conlleva a goleadas abultadas ¿qué le decís a las jugadoras en esos casos?

– Creo que para mejorar el juego y a las jugadoras, sin importar si estás 2-0 arriba o abajo, hay que mirar la performance. Al final del día ganamos 6-0, pero si queremos ganar partidos a futuro necesitamos ver el desempeño. Eso implica a cada situación en el campo de juego, incluso cuando sos superior. Entonces en vez de ver el resultado, tratamos de analizar el desempeño.

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– Hablas muy poco portugués, ¿cómo haces para transmitirle al plantel las distintas ideas?

– Agarro algunas palabras y terminamos mezclando un poco de portugués e inglés ja. Ser entrenadora tiene mucho que ver con la comunicación y trabajamos mucho para que el mensaje llegue de manera efectiva. A veces tengo algunas oraciones en portugués y las repito, pero si quieren leer entre líneas le decimos a distintos entrenadores que traduzcan y también a jugadoras. En el momento que involucramos a las jugadoras, que hay muchas que hablan inglés incluso mejor que yo, genera que se involucren más en nuestra idea de juego. Muchas veces son ellas mismas las que transmiten las ideas. Hoy en día trabajamos con el lenguaje corporal, las miradas… de todos mis años como entrenadora, este es el más desafiante y nos está yendo muy bien con la comunicación.

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– Actualmente en las semifinales sos la única entrenadora mujer, como ex jugadora ¿crees que hay un beneficio en tener una entrenadora mujer?

– Creo que es muy importante tener ambas por eso en mi equipo de trabajo hay hombres y mujeres y pienso que estaría bueno que todos los países lo tengan. Si miras la Eurocopa Femenina hay varias entrenadoras mujeres y eso también es fundamental para que las jugadoras tengan ejemplos a seguir porque les permite soñar con la posibilidad de serlo algún día.

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– Hablando de tener un ejemplo, cuando vos eras jugadora no había mujeres a quienes admirar ¿quiénes eran tus ídolos?

– Cuando yo era una niña no podía jugar fútbol entonces jugaba con hombres. Eventualmente pude hacerlo, pero no había posibilidad de soñar con ser profesional. Sin embargo, los sueños son sueños y en mi caso se volvieron realidad. Yo tenía tres jugadores que admiraba mucho: Cruyff, Pelé y Beckenbauer. Hoy creo que habría otras opciones, pero cuando tenía 10 años no había fútbol femenino.

Brasil vs Argentina en el debut por la Copa América

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– Vos dijiste que era importante que la igualdad se logre no sólo en el aspecto salarial, sino también en el trato ¿cómo se logra eso?

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– Es fundamental mirar la actitud. Cuando era jugadora no viajábamos en avión, sino en micro. Después cuando pasas a viajar en avión, podés tener con o sin escalas, por ejemplo. Es importante presionar a las personas que toman las decisiones. Yo jugué en canchas sin pasto ni siquiera y hoy en Suecia hay estadios enormes, pero nada llega fácil. Hay que pelear y remarcar lo que podría ser mejor. Si mirás la Eurocopa y comparas la organización con la Copa América es muy diferente. Creo que es posible hacer lo mismo en Sudamérica, pero requiere de que cada uno de nosotros remarque aquellas cosas que están bien, pero podrían ser mejores. Hay que remarcar esto a quien tiene el poder de cambiar el fútbol femenino. Es un camino largo, pero efectivo.

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– ¿Qué crees que podría ser mejor ahora en la Copa América?

– Los partidos por ejemplo. Yo comparo nuestros partidos con el de Inglaterra contra España por ejemplo y analizo cuál es la diferencia entre ese y el nuestro. ¿Qué puedo hacer como entrenadora para levantar el nivel? Está todo relacionado al juego. La velocidad por ejemplo. Es interesante que al observar los tiros libres por ejemplo en la Copa América te das cuenta que son muy buenos, pero quisiera que pase más a menudo. Para eso es necesario estar mejor físicamente. Después también hay temas de organización, cómo viajamos, cómo es la calidad de los hoteles, de las canchas, etc. Cada uno de nosotros debería analizar el espacio en el que trabajamos y decirle a Conmebol cómo se puede hacer mejor para la próxima vez. Yo podría quedarme quejándome, pero necesito buscar los canales para hablar con las personas correctas para modificar algo y así subir el nivel dentro y fuera de la cancha.

– En Argentina actualmente el fútbol femenino es semi-profesional, han habido avances pero más lentos. En ese primer partido por la Copa América ¿qué sensación te llevaste?

– El primer partido siempre es muy emocionante. Si tenés un buen comienzo es más fácil ser entrenadora. Ganar y meter cuatro goles fue muy importante para nosotros porque permitió que luego viniera otro triunfo. Eso fue importante, pero también el hecho de jugar contra Argentina. Brasil vs Argentina es algo especial como Suecia vs Noruega o Estados Unidos vs Canadá y descubrí que hasta es contagioso. Si bien yo no tenía ese sentimiento desde el comienzo, el equipo sí lo tenía. No soy muy fanática de marcar alguna jugadora en particular, pero si miras Argentina y mirás para atrás a otros partidos han habido buenos y malos resultados. Creo que en el Mundial va a ser interesante observar cómo los equipos sudamericanos van en relación a los europeos. Desde el último en 2019 hasta acá parece que Europa ha avanzado algunos escalones, mientras que América lo ha hecho mucho más despacio. Esto da lugar a hacer algo diferente, te abre los ojos a apoyar más y prepararse del mejor modo para el éxito.

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– ¿Qué significa para vos guiar a Brasil a la final?

– Nunca estuve en la Copa América antes y hacer algo por primera vez siempre es entusiasmante. Esto enriquece mi vida como persona y como entrenadora. Espero llegar a la final y realmente espero estar por encima de todos, pero hay que merecerlo.

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