(Noticia Argentinas) Este gobierno se ha caracterizado siempre por intentar repetir acciones que en el pesado han sido un fracaso. No se sabe a ciencia cierta si es negligencia, estupidez ideológica o desidia aunque resulta evidente que el gobierno cree que haciendo lo mismo de siempre no se repetirán los mismos resultados.

Ya ha ocurrido esto con varias cuestiones. La emisión monetaria es una de ellas: el gobierno se encargó de explicar que la creación de billetes sin control no generaría inflación.

A pesar que Argentina ha vivido dos hiperinflaciones y que desde hace prácticamente dos décadas vive inmersa en un período inflacionario sin final a la vista, el oficialismo ha insistido con cierta vehemencia que la emisión no sería un problema cuando los resultados hoy también están a la vista y son los mismos de siempre: la inflación nos está destruyendo los bolsillos.

Otra de las viejas recetas que se han probado con la esperanza de obtener resultados distintos ha sido la prohibición de exportar carne. En el gobierno de Néstor Kirchner se intentó el cierre de las exportaciones de los cortes cárnicos con resultados devastadores: se perdieron millones de cabezas de ganado, miles de puestos de trabajo y cerraron decenas de frigoríficos. Pero no importó: volvieron a intentarlo y nuevamente se toparon con el fracaso. Hoy cierran las importaciones y lo único que lograrán será terminar de congelar la economía.

En este contexto se da el anunciado final de Martín Guzmán. Un ministro de Economía que no ha dejado más para remarcar que la reestructuración de la deuda privada y el acuerdo con el FMI. No se le conoce a ciencia cierta ninguna otra medida económica de impacto.

Un dólar a 250 pesos, la inflación que ya muchos estiman en tres dígitos para este año y problemas de la más diversa índole que van desde el faltante de gasoil a la falta de divisas para poder hacer funcionar lo más elemental de la economía son solo alguna de las cuestiones que sellan el final del funcionario.

Lo que viene nadie lo sabe pero si será lo probablemente marque cómo será el camino final del gobierno de Alberto Fernández.

El ex ministro renuncia en el preciso momento en el que habla en un acto en Ensenada la vicepresidente de la Nación, lo que implica una sola cosa: ella es la verdadera dueña de la guadaña que atravesó al Martín Guzmán, lo que implica que difícilmente lo que venga pueda significar una normalización de la locura que hasta aquí ha mostrado el populismo kirchnerista.

Se fue el último bastión del Presidente. Con sus fracasos y sin desaciertos se va el sexto ministro de Economía, el que más ha durado en su cargo desde el regreso de la democracia.

Se va en uno de los peores momentos de la historia argentina en materia económica donde deja a Alberto Fernández en la posición de tener que demostrar si es efectivamente él quien toma las decisiones o si la lapicera finalmente no era de él sino de Cristina Fernández de Kirchner.

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