Los pensamientos intrusivos son ideas o imágenes involuntarias que aparecen espontáneamente en nuestra mente, que nos suceden a todos y que, aunque no tienen por qué ser desagradables, pueden suponer un problema si sí que lo son. Pensamientos sobre causar daño a alguien, hacer algo moralmente repugnante, recordar una experiencia vergonzosa del pasado o imaginarte una potencial amenaza podría convertirse en un pensamiento recurrente. Como hemos dicho, puede ocurrirnos a cualquiera en cualquier momento, pero son más probables si te encuentras bajo mucho estrés, deprimida, ansiosa, enfadada, te sientes culpable… es decir, si tu estado emocional se encuentra alterado de alguna manera.

No podemos dirigir nuestro cerebro a pensar sólo lo que nosotras deseamos y, además, no es necesario. Algunos pensamientos intrusivos pueden sernos útiles para ayudarnos a resolver un problema o incluso fomentar nuestra creatividad. El problema es cuando este tipo de pensamientos espontáneos dejan de ser algo puntual para convertirse en obsesivos y nos dejan un poso emocional negativo e incluso incapacitante. A veces, este tipo de pensamientos nos vienen precisamente porque no queremos actuar de esa manera, por lo que nos sentimos avergonzadas de haberlo pensado e intentamos no volver a hacerlo. Pero al intentar no pensar en algo, más frecuentemente aparece en nuestra mente, por lo que podría desembocar en un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

¿Cómo eliminar los pensamientos intrusivos?

Lo primero es identificar el pensamiento que nos está alterando y entender que tú no eres tus pensamientos y que el hecho de que aparezcan en tu cabeza no significa que sean ciertos. No te obsesiones con hacerlo desaparecer, simplemente déjalo estar y, cuando quieras darte cuenta, habrá desaparecido. Técnicas como
la meditación, el yoga o el mindfulness pueden ayudarte a centrar tus pensamientos y, sobre todo, estar más calmada a la hora de enfrentarte a ellos. Realizar ejercicio físico también podría ayudarte, ya que es mucho más fácil controlar tus pensamientos cuando has eliminado el exceso de energía.

A pesar de que deberías poder hablar de ellos con normalidad para no convertirlo en algo vergonzoso que desees ocultar, no te recrees en ellos. Hablar constantemente del motivo de tu obsesión hace que adquiera una importancia inusitada que no debería tener, puesto que no es algo que forme parte de ti. Algunos estudios consideran que dedicar un tiempo determinado a pensar en este tipo de pensamientos, siempre a la misma hora del día, y escribir sobre ellos para leerlo a continuación (saciación), hará que estos pensamientos pierdan fuerza.

Lo más importante es que
no te sientas un bicho raro por tener este tipo de pensamientos incontrolados, ya que es algo que nos ocurre a todas en algún momento de nuestra vida. El quitarle importancia al hecho, hará que no te obsesiones con ello y, por tanto, desaparezca antes. Todas nos hemos imaginado alguna vez haciendo algo deleznable pero, a la hora de la verdad, no lo hacemos. Tranquila,
no estás sola.

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