Toda esa electricidad a pleno con la que River arrancó los primeros 15 minutos se transformó en un apagón total a partir del golazo de Enzo Fernández. Para ser sinceros y no mentirnos, desde ese momento Argentinos Juniors empezó a jugar como lo hacemos nosotros, y no como suelen hacerlo otros “juniors” que vienen al Monumental (cada vez Mas Monumental y hermoso) a dar pena, a meterse atrás. Nos presionó, nos anticipó siempre en mitad de cancha, nos sacó la pelota y lastimó cada vez que Ávalos pivoteó en la puerta del área de Armani. Ese laburo bien ejecutado por orden de Milito le dio chances al Bicho.

Matías Suárez convirtió el primero de River en el triunfo 4 a 2 frente a Argentinos,.

Matías Suárez convirtió el primero de River en el triunfo 4 a 2 frente a Argentinos,.

Fue un calco casi del partido contra Racing, y se apela al “casi” porque esta vez la superioridad del rival fue muchísimo más clara. En eso estaba la noche, hasta que la gente desde las tribunas empezó a cambiar la historia. El aliento sacudió Nuñez y Torren no tuvo más alternativa que atajar una bola que Julián mandaba a la red. Si no, la historia hubiese sido otra.

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Fue un partidazo, sí, pero lo padecimos como nunca en lo que va del año. Por momentos fue una locura. Los jugadores recogieron el guante del aliento que bajaba desde afuera y despertaron. Erramos goles, erraron goles. Un descontrol. Y es raro ver a River descontrolado, pero así fue.

El Monumental, otra vez repleto.

El Monumental, otra vez repleto.

Hubo de todo. El click ocurrió cuando Armani tapó con sus dientes ese gol abajo del arco, una atajada que será siempre recordada. Otro momento fue el cambio -en apariencia insignificante- de Casco por Gómez. Milton le trajo una paz hindú al equipo, enyoguizó a sus once compañeros y a las 72.000 personas que llenaron la cancha. Acierto de Gallardo, demás está decirlo.

Herrera fue titular en reemplazo del lesionado Robert Rojas y convirtió el cuarto gol de River en el triunfo ante Argentinos.

Herrera fue titular en reemplazo del lesionado Robert Rojas y convirtió el cuarto gol de River en el triunfo ante Argentinos.

Ganamos un partido jugando mal a lo largo de muchos minutos. Eso a veces está bueno porque muestra que el equipo sabe sufrir para gozar cuando le toca. Necesitábamos una reacción acorde a nuestra historia, algo que finalmente ocurrió. Con los huevos del equipo, con los huevos de la hinchada, como dice la vieja canción de los ’80. Y eso es motivo suficiente para festejar.

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