Faltan 242 días para que empiece la fiesta del fútbol en Qatar. Recién hay 15 selecciones clasificadas para un Mundial que tendrá 32 participantes. Parece que aún debe correr mucha agua debajo del puente para llegar a Doha, pero en la Argentina estamos muy cerquita de vivir una despedida. Porque aunque resten casi ocho meses, lo que se vivirá este viernes en la Bombonera puede ser el último partido de la Selección en casa, antes de la Copa del Mundo. Entonces, qué mejor que ir preparados para vivir una fiesta, para cantar, para aplaudir y para darle energía positiva a la Scaloneta.

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Lionel Messi, en el entrenamiento de la Selección. (Foto: Juano Tesone)

Lionel Messi, en el entrenamiento de la Selección. (Foto: Juano Tesone)

La gente ya mostró su locura en la cola web para comprar las entradas.Se agotaron en dos horas -y la reventa está que arde-, y en un momento más de 190.000 personas hacían cola virtual para quedarse con un ticket para este Argentina-Venezuela que es un encuentro por los puntos, que pone en juego el invicto de 29 partidos, pero que tiene más pinta de partido festivo en la previa de Qatar.

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Los hinchas que van a retirar los tickets en el estadio de Huracán muestran un orgullo por este seleccionado que terminó la sequía de 28 años sin títulos con la Copa América en Brasil y, todos, pero todos, quieren ver a Messi.Sueñan con algo de Lionel Messi: un saludo, una selfie, un autógrafo, un algo. Y Leo sonríe, en cada momento en el predio de Ezeiza. El 10 también sueña -como los fanas-, después de días de angustia y silbidos, con ese “olé, olé, olé, Messi, Messi” o la ya clásica reverencia que nació en Barcelona, pero que se trasladó a todas las canchas del mundo: “Meeeeesssí, Meeeessi”.

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Acá -ahora- nadie silba, todo es cariño para el 10 y sus compañeros. Ese momento de tensión con los hinchas argentinos quedó en el pasado y por eso es momento de disfrutar. Afuera la mala onda parisina, los silbidos y la indiferencia, bienvenido el amor (no francés). Y en el calor de la Bombonera -como antes ocurrió en el Monumental, en San Juan, en Córdoba- estará ese idilio que se formó con este grupo, después del Maracanazo, de ese 10 de julio que no se borra nunca más.

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Es difícil que la Selección vuelva jugar en el país antes de Qatar. Las fechas son escasas y el calendario no juega a favor de una concentración en Ezeiza, de un amistoso contra Haití para estirar las piernas y recibir ovaciones. Luego de este partido ante Venezuela y el duelo frente a Ecuador, en Guayaquil, solo quedarán dos ventanas oficiales. La de junio, cuando la Scaloneta enfrentará a Italia (el 1° en Wembley), en el duelo de los campeones de Europa y de América, y, seguramente se den uno o dos amistosos más en el Viejo Continente. Luego vendrá la fecha FIFA de septiembre, la última antes del Mundial, donde el cuerpo técnico aspira a enfrentar a rivales mundialistas, probablemente en Europa y en Estados Unidos. ¿Y después? Los torneos de las ligas top cortan poco tiempo antes de que la bola empiece a rodar en el estadio Al Bayt de la ciudad de Al Kho, el 21 de noviembre. Y para ganar tiempo, es factible que el grupo se junte directamente en Qatar. Entonces, las posibilidades de verlos nuevamente por el país son casi nulas.

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Los jugadores saben que puede ser la última chance de absorber cariño. Por eso, hasta los que están suspendidos (Dibu Martínez, Cuti Romero,Buendía y Lo Celso) por el famoso episodio en Brasil son parte de los entrenamientos y no se perderán la fiesta en la Bombonera. Todos quieren disfrutar de esta comunión, de este momento histórico sin grietas en la Selección. Y todos, pero todos, quieren fortalecer el ánimo del mejor del mundo, para que se olvide de las pálidas, para que disfrute del cariño argento.

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