Existen momentos a lo largo del año en los que las campañas de marketing se encargan de recordarnos que es un buen momento para comprar sin parar. Pasa en el Black Friday, pasa en Navidad y pasa ahora, durante las rebajas. Cuando una persona deja de ejercer control sobre sus gastos y comienza a comprar de una manera compulsiva, pasando este acto de ser una elección, a ser una necesidad, podemos empezar a hablar de cierta
adicción a las compras. Y aunque parezca inofensiva, puede ser más grave de lo que pensamos en un primer momento.

Según el psicólogo Mikel Solana, se podría decir que el origen de este trastorno está íntimamente relacionado con las dificultades de
gestión de lo emocional. La compulsión a las compras es la punta de un iceberg que está formado por conflictos no abordados, que la persona no se para a pensar, viendo su autoestima seriamente mermada. Mediante la compra la persona puede calmar una angustia, ganando «cosas», obteniendo así una sensación de «poder» y de «poseer», ganando autoestima a través de lo externo y generando una satisfacción inmediata. Posteriormente, suele devenir un sentimiento de vergüenza o culpa que sólo se calma comprando, con lo que el ciclo se repite y empeora.

En los casos más graves, se deja de poder pagar hipotecas, alquileres y productos de primera necesidad, lo cual lleva a esas personas a endeudarse aún más con sus bancos o personas de confianza. Esto suele conllevar la entrada en una espiral de
promesas y mentiras que la van sumiendo en el endeudamiento y el aislamiento por pérdida de confianza, concluyendo en un declive personal y vital en general.

Por eso, hay que estar atento a una serie de señales que nos pueden alertar de que estamos ante un problema de
adicción a las compras. Si la persona en cuestión invierte mucho tiempo en realizar sus compras, cada vez necesita comprar más, se percibe cierto descontrol mientras está comprando o, puede enfadarse si se ve privado de sus compras… preocúpate, porque tiene un problema.

Estadísticamente, la tendencia sugiere que este trastorno se da principalmente en mujeres jóvenes de entre 20 y 30 años, de nivel socio-cultural medio-alto, si bien también ocurre en hombres y en personas de más edad, y de niveles socio-culturales distintos. Y es que, si tus recursos son limitados, la tentación de aliviar los problemas gastando se dará en el menor de los casos, pero si no tienes problemas de dinero, es probable que tiendas a comprar cualquier artículo sin necesidad, por el mero hecho de comprar. Este mal, tan propio de las sociedades occidentales, se ha visto incrementado con la facilidad que suponen las compras por internet o las diferentes modalidades de pago como Bizum.

Al no tratarse de una adicción a algo tangible, como pueden ser las drogas o el alcohol, podemos sentirnos tentados de no pedir ayuda si notamos ese tipo de señales en nosotros mismos, pero eso es un error. La adicción a las compras se trata como cualquier otra adicción y los profesionales serán las personas adecuadas para apoyarte en tu proceso de desintoxicación.

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