La sostenibilidad no es una moda: es una necesidad, es un compromiso (con nosotros, con los demás y con el planeta) y, sobre todo, es una resposabilidad. Es una forma de vida que cada vez se hace más imprescindible y que poco a poco vamos adoptando, aunque sea a través de pequeños gestos en nuestro día a día que, sin embargo, tienen un gran impacto global a medio y largo plazo. Todos tenemos interiorizados ya gestos como el reciclaje, pero vivir en un hogar sostenible va mucho más allá de separar los residuos antes de tirar la basura.

Está en nuestra mano aprovechar al máximo todo aquello de los que disponemos para no malgastar ni dinero, ni recursos, por eso, la cosmética sostenible hace tiempo que se metió en nuestro neceser, y la moda responsable cada vez ocupa un lugar más importante entre las propuestas de las firmas (low cost incluido). Pero, ¿cómo podemos aplicar esta conciencia verde en nuestro hogar? Además de apostar por muebles, adornos y textiles hechos de manera responsable con materiales sostenibles, el mercado de segunda mano, por un lado, y el DIY (do it yourself) por el otro nos ayudan a dar una segunda vida elementos cotidianos, creando elementos decorativos completamente renovados, siguiendo los gustos o tendencias de cada momento. ¡Y sin gastar ni malgastar!

Los movimientos zero waste promueven, además, un consumo y un estilo de vida responsables en los que solo se generen los residuos realmente necesarios y se eviten productos altamente contaminantes como el plástico. Como comenta Lucía García, experta en hogar de ManoMano (portal especializado en bricolaje y decoración) «si lo que pretendes es cambiar de manera progresiva, consciente y responsable tu estilo de vida la mejor manera es empezar en tu propia casa», y nos invita empezar a mirar las etiquetas de los textiles de nuestro hogar: «
guarda, dona o regala todos aquellos textiles como cojines, plaids y mantas que no provengan de materiales reciclados o biodegradables como algodones orgánicos, yute, lino, etc., y quédate  con lo que realmente necesites y no contengan tóxicos como alquilfenoles, metales pesados o ftalatos«.

La apuesta por el ‘plastic free’ se está extendiendo con rapidez: cada vez hay más envases biodegradables y el uso de plásticos se está sustituyendo de forma masiva por otros materiales más sostenibles y reutilizables como la madera, la cerámica o el vidrio. Además, un gesto tan sencillo (y antiguo) como comprar productos a granel y almacenarlos en tarros de cristal o llevar a la compra nuestras propias bolsas de tela o los carritos que tan de moda se están poniendo hace que cada año se ahorren millones de toneladas de plástico en todo el mundo.

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Por último, no podemos olvidar el consumo eficiente de agua (ya saben, como mínimo cierren el grifo cuando no lo estén usando) y energía (el planeta y su factura de la luz le agradecerán el uso de bombillas o dispositivos de bajo consumo), así como
la apuesta por las renovables, una tendencia en alza con la instalación de paneles solares, por ejemplo.