Hace ya mucho tiempo que venimos escuchando esas dos palabras: ayuno intermitente, pero no tenemos muy claro cómo hacerlo, para qué sirve y si realmente es beneficioso para la salud. Se ha puesto muy de moda últimamente porque muchas famosasaseguran sentirse mucho mejor desde que lo practican pero, si quieres embarcarte en ello, deberías saberlo todo sobre este tipo de alimentación (que no dieta), los tipos que existen y si es adecuada para ti. Marcos Vázquez, certificado en nutrición (aunque ingeniero de formación) y autor del blog Fitness Revolucionario, nos contó los beneficios del ayuno intermitente, los falsos mitos que lo rodean y cómo adaptarlo a tu vida diaria de forma fácil y sin pasar hambre.

«Cuando haces varias comidas al día pero no te sacias con ninguna, siempre tienes hambre. Pero cuando haces ayuno pero, cuando comes, llegas a saciarte, la sensación de hambre se mitiga», esto es lo que nos dijo Vázquez sobre el ayuno intermitente. Y es que, cuando nos enfrentamos a un cambio en nuestra alimentación, siempre tenemos el miedo a que la sensación de hambre de al traste con todos nuestros esfuerzos. Existen muchos tipos de ayuno y lo ideal es que encuentres el que mejor se adapta a tu ritmo de vida y tus costumbres, para que no se convierta en una moda pasajera y la dejes porque te dificulta la existencia.

Así que, ¿cómo empezar? Marcos Vázquez nos da sus pautas. «Lo primero es empezar con enfoques suaves, como 12/12 (12 horas de ayuno, 12 horas comiendo de manera normal) y progresar poco a poco según tu ritmo de vida y tus necesidades hacia un 14/12 (14 horas de ayuno y 12 de alimentación), 16/8 (16 horas de ayuno y 8 de alimentación)…». Visto así, sobre el papel parece un mundo, algo difícil de aplicar, pero si lo piensas bien,
no es tan complicado. «Prueba a cenar antes para alargar el ayuno nocturno, hacer cenas más ligeras, desayunar más tarde…». Y es que en España estamos acostumbrados a hacer cenas copiosas y muy tardías, por lo que nos vamos a la cama con el estómago lleno y eso no sólo redunda en un aumento de peso, sino en un peor funcionamiento de nuestro sistema digestivo. Si, por ejemplo, terminas de cenar antes de las 21 y alargas la hora del desayuno hasta las 11, ya estás logrando un ayuno de 14 horas. ¿No es tan difícil, verdad?.

Aún así, Vázquez aconseja
no obsesionarte con las horas ni forzarte para que sea un proceso natural y no lo abandones a la primera. Durante las horas de ayuno puedes introducir algún líquido para ‘engañar’ al cuerpo como por ejemplo agua, café, té u otras infusiones (sin azúcar, claro),
caldo de huesos o verduras… El café puede incluso mejorar los efectos del ayuno, preferentemente sin mezclar, pero si te resulta demasiado fuerte, puedes ponerle un poco de leche, nata o, mejor, aceite de coco.

Marcos Vázquez comenzó con el ayuno intermitente por casualidad, ya que veía que una rutina de gimnasio y la alimentación equilibrada tradicional no tenía ningún efecto sobre su cuerpo. Así que volvió la mirada hacia el pasado y descubrió que todo es mucho más sencillo de lo que parece: «Nuestros ancestros evolucionaron en un entorno de escasez porque no les quedaba otra. Nuestros genes están más adaptados a la penuria que a la abundancia». ¿Qué quiere decir con esto? Que comemos demasiado para lo que realmente necesita nuestro cuerpo, por tanto le estamos acostumbrando a un nivel de ingestión de alimentos y a un trabajo constante para digerirlos.

Y es que, además de perder peso (que no es ni el objetivo ni algo demasiado relevante), el ayuno intermitente procura otros beneficios como mayor claridad mental, una
regeneración de las células más acelerada y ralentizar el proceso de envejecimiento del cuerpo. Como ves, no es tan difícil introducir el ayuno en tu vida siempre y cuando lo hagas de manera progresiva y se adapte a tus rutinas.

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