Por fin llega el día: Apple TV+ estrena una de las series más esperadas, por lo menos por mi parte, de 2021. ‘Fundación‘ (‘Foundation’) llega con la etiqueta de ser la imposible adaptación de la opus magna de uno de los padres de la ciencia ficción: Isaac Asimov.

Para ello David S. Goyer (‘Batman Begins‘) y Josh Friedman (‘Snowpiercer‘) se ponen manos a la obra para contar esta historia en la que un psicohistoriador predice la caída del Imperio y un periodo de oscuridad que podría durar milenios. La solución se encontraría en una Fundación que albergue la Enciclopedia Galáctica, un compendio del saber que podría ayudar a que el periodo de barbarie sea menor.

Con un reparto principal formado por Jared Harris como Hari Seldon, Lou Llobel como Gaal Dornick, Lee Pace como Brother Day y Leah Harvey como Salvor Hardin, ‘Fundación’ sale bastante airosa en una presentación bien potente del universo de ciencia ficción literaria.

La adaptación improbable

Desde luego, los mayores retos que se encuentra es precisamente cómo abarcar la inmensa historia que desarrolló Asimov a lo largo de tantos relatos y novelas, expandiéndose durante décadas y siglos. Y, la verdad, es que es algo que se nota bastante porque la serie va avanzando y se nota algo dubitativa en cuanto a cómo avanzar la historia y cómo desarrollar apropiadamente las líneas maestras de la saga.

De hecho es algo de lo que es consciente David S. Goyer, que tiene planificado contar la historia con tiempo, a lo largo de ocho temporadas (que se materialicen ya es otra cosa) y con la técnica de ir plantando semillas que terminarán germinando episodios después, cuando ya han pasado décadas (entre el primer y el tercer episodio transcurren cuatro décadas).

Por supuesto, estoy seguro de que más de uno torcerá los gestos ante las libertades y los cambios que se producen respecto a la historia original. Directamente, por muy fascinante que sea la obra literaria tiene elementos que no venden en pantalla: no hay apenas acción, tampoco hay romance, ni siquiera podríamos hablar de personajes centrales (mismamente el ejemplo de Hari Seldon y Gaal Dornick).

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Por ello y por fuerza de la costumbre, David S. Goyer ha tirado por la misma estrategia que en las adaptaciones de los cómics de superhéroes (en su caso, los de DC): coger los puntos básicos y a partir de ahí construir algo nuevo, alternativo y que sea capaz de encontrarse con la audiencia moderna en esta historia de declive.

Y es algo que necesita de personajes estables para mantener la ilusión de continuidad. Para muestra misma el triunvirato de emperadores clónicos (Brother Dawn, Day y Dusk) que conforman una dinastía ininterrumpida y sempiterna y todo lo que ocurre en la capital del imperio en el capítulo inicial.

Evidentemente nos vamos encontrando con bastantes cambios en los dos escenarios principales de la temporada 1 (de la cual he visto seis episodios): Trántor y Términus, pero muchos funcionan relativamente bien como aquello que se quedó por contar en papel. Otros, como algún romance que otro, no quedan tan orgánicos a la serie.

Una propuesta ambiciosa con puntos a mejorar

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Una vez asumido que esto no va a tener la fidelidad de, digamos, ‘The Expanse‘ (por poner un ejemplo de estupenda adaptación de ciencia ficción) hay que reconocer que la serie goza de bastante ambición y, lo que es mejor, de ese sentido de la maravilla que muchas veces se obvia en la ficción televisiva.

El primer episodio, de hecho, cumple con ello y con la necesidad de usar códigos de narrativa audiovisual. Si bien nos lleva por terrenos conocidos (esa gran exploración de Trántor, la introducción a la psicohistoria y las predicciones de Seldon, un pequeño vistazo a Términus…) enseguida se desvía para contar cosas nuevas.

Quizás donde falla más sea, precisamente, en los tiempos y ritmos de un guion algo mejorable que tiene la misión de lograr coherencia, en términos televisivos, del ingente material del que parten. Si bien el resultado es satisfactorio, no está todo lo pulido que uno desearía.

A nivel fotográfico, Rupert Sanders (como director del primer episodio), aprovecha cada ocasión para que como espectadores nos asombremos de lo que está ante nosotros. Nuestros ojos son los de Gaal Dornick en lo que por primera vez sale de su, engullido por el agua, religioso planeta y llega a la ciudad planetaria de Trántor.

En líneas generales, el nivel de producción es excelente. Se sigue notando que Apple TV+ quiere hacer las cosas muy bien y la ficción rezuma prestigio en su modo de hacer las cosas.

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He nombrado antes a ‘The Expanse’ bastante conscientemente, porque es quizás el mayor precedente que tenga ‘Fundación’ en cuanto a ciencia ficción televisiva actual. De hecho son, salvando ciertas distancias, muy parecidas en cuanto a la ambición y la envergadura de la historia río que quieren contar.

En definitiva, ‘Fundación’ logra salir airosa de su misión imposible de trasladar a la pantalla el universo de Asimov gracias a una flexibilidad coherente en sus elementos. Una formidable serie que derrocha ambición y ganas de contar las cosas bien.

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