La
pérdida de memoria se debe a muchas razones y una de ellas es la
falta de ejercicio mental. ¿No te ha pasado que después del verano y las vacaciones tienes más problemas para acordarte de las cosas? Dejas las llaves y no sabes dónde. Aparecen las cosas en los lugares más insospechados. ¿Quién lo dejó ahí? Son los famosos
lapsus de memoria y la solución es hacer trabajar a las neuronas. También en verano. Y aquí tienes diez maneras sencillas de ejercitar tu cerebro hasta en vacaciones.

Aprender algo nuevo es mantener activo tu cerebro

El verano no tiene por qué ser excusa para no seguir aprendiendo y estimulando tu cerebro. La fuerza de la memoria es como la muscular: cuanto más la uses, más fuerte se vuelve. Aprender una nueva habilidad es una excelente manera de fortalecer la capacidad de memoria de tu cerebro. En verano puedes aprender un nuevo deporte, un nuevo idioma, un nuevo juego tipo ajedrez, yoga o un nuevo instrumento. Tú decides.

Aparca Google por un rato este verano

El vicio adquirido es recurrir a Google en cuanto ves que no se te viene a la cabeza un dato que conoces pero que tarda en llegar. Deja en la reserva esa opción y fuerzate a recordar qué era lo que estabas buscando. Este proceso ayuda a reforzar las vías neuronales de tu cerebro.

Esconde el GPS en el maletero

Salvo que sea absolutamente necesario, intenta usar el GPS del coche lo menos posible. Estudia el recorrido antes y luego intenta descifrarlo por tu cuenta. Una investigación de 2013 demostró que confiar en técnicas de respuesta como el GPS encoge una parte del cerebro llamada hipocampo, que es responsable de la memoria espacial y de trasladar la información de la memoria a corto plazo hacia la memoria a largo plazo. La mala salud del hipocampo se asocia con demencia y deterioro de la memoria.

Mantente ocupada y sé organizada

Una agenda ocupada puede ayudarte a mantener lo que se conoce como memoria episódica del cerebro. Los estudios relacionan una agenda completa con una mejor función cognitiva. Por otra parte, a una persona organizada le resulta más fácil recordar. Tener una lista de cosas e ir tachando las completadas ayuda a procesarlo todo mucho mejor.

Duerme en horarios regulares

Acostarse y levantarse a la misma hora en verano va a ayudarte a mejorar la calidad del sueño y, en consecuencia, disipar esa niebla mental que aparece tras un mal descanso. Las vacaciones no son excusa para tener cierto orden en las rutinas vitales.

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Haz una dieta con alimentos protectores del cerebro

Dietas como la mediterránea, DASH o MIND tienen un par de cosas en común. Primero, que son saludables; y segundo, que poseen la capacidad para mejorar la memoria y reducir el riesgo de sufrir la enfermedad de Parkinson y Alzheimer. Te ayudarán cosas como verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pollo, pavo, aceite de oliva o pescados grasos. Y bebe mucha agua.

Toma menos grasas y azúcar

El azúcar y la grasa se han relacionado con problemas de memoria. Un estudio reciente en humanos encontró que una dieta alta en estos elementos, tan clásicos del verano, afecta la memoria del hipocampo.

Cuidado con ciertos medicamentos

Algunos medicamentos, como las estatinas para el colesterol alto, se han asociado con pérdida de memoria y confusión mental. Otros fármacos que pueden afectar la memoria incluyen antidepresivos, ansiolíticos, hipertensivos, inductores al sueño, metformina…

Huye del sedentarismo

Es cierto que el verano es época de descanso, pero tampoco significa que no hagas nada de actividad física. Huye del sedentarismo. El ejercicio mejora el suministro de oxígeno y nutrientes al cuerpo y ayuda a crear nuevas células en el cerebro que son esenciales para el almacenamiento de la memoria. El ejercicio aumenta especialmente la cantidad de células en el hipocampo. Caminar por la playa ya es una buena elección.

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Aprovecha para socializar

Una de las ventajas del verano es que te encanta ver gente y salir con todos. No lo desperdicies. Socializar es muy bueno porque la propia conversación ayuda a mantener activo el cerebro. Está demostrado que las personas con una vida social muy activa logran frenar más eficazmente el deterioro de la memoria asociado a la edad.