Georgia es un estado tradicionalmente republicano pero el incremento de la población afroamericana ilusiona a los demócratas

Georgia es un estado tradicionalmente republicano pero el incremento de la población afroamericana ilusiona a los demócratas

Los ciudadanos del estado sureño Georgia fueron a las urnas para designar en segunda vuelta los únicos dos senadores que no fueron electos en noviembre pasado y que determinarán si el control de la cámara alta del Congreso de Estados Unidos quedará en poder del Partido Republicano o pasará a manos del Partido Demócrata, que asumirá el gobierno dentro de 15 días y ya se aseguró la mayoría de la Cámara de Representantes.

Las autoridades electorales reportaron el cierre de los centros de votación minutos después de las 19 (las 21 en la Argentina) y entonces comenzó a crecer la ansiedad por los resultados, que podrían conocerse esta misma noche o, si hubiera diferencias muy ajustadas, mañana o incluso más adelante.

La definición es crucial para el futuro del Senado, donde los republicanos tienen seguras 50 bancas -exactamente la mitad- y los demócratas, de ganar las dos de hoy, tendrán a partir del 20 de este mes la ventaja de que cuando haya paridad de votos desempatará la vicepresidenta electa, Kamala Harris.

Georgia es un distrito tradicionalmente favorable al Partido Republicano, pero en las elecciones generales del 3 de noviembre pasado se impuso el presidente electo, Joe Biden -en el primer triunfo electoral demócrata allí desde 1992-, y ninguno de los candidatos al Senado pudo consagrarse en primera vuelta.

“El futuro de nuestro país está en juego, es la última línea de defensa para nuestro modo de vida”, afirmó David Perdue, uno de los dos senadores republicanos -la otra es Kelly Loeffler- que buscaban ser reelectos, a la televisora Fox News.

En tanto, el Partido Demócrata postuló a Jon Ossoff y Raphael Warnock, y las encuestas de intención de voto vaticinaron un resultado ajustado.

De los siete millones de ciudadanos empadronados, más de tres millones ya había votado anticipadamente, en un récord para elecciones parlamentarias en Georgia.

La importancia de esta elección quedó de manifiesto en la presencia ayer en el estado tanto de Biden como del presidente saliente, Donald Trump, que hicieron campaña por sus candidatos, el primero en la capital, Atlanta, y el segundo en la norteña Dalton, cerca del límite con el estado Tennessee.

Mientras Biden sostuvo en su acto que el eventual triunfo demócrata “puede cambiar el rumbo no solo durante los próximos cuatro años sino también para la próxima generación”, Trump sostuvo en el suyo que era la “última oportunidad de salvar al Estados Unidos” que él y sus seguidores aman, según la agencia de noticias AFP.

El balotaje en Georgia es uno de los últimos pasos de una transición que estuvo caracterizada por las continuas denuncias periodísticas y judiciales de Trump acerca de un supuesto fraude electoral sobre el que nunca aportó evidencia.

De hecho, mismo el juez de Georgia Mark Cohen desestimó otra demanda de Trump que buscaba invalidar el triunfo de Biden en el distrito.

Entre otros argumentos, el magistrado sostuvo que Trump procuraba privar de sus derechos a millones de votantes después de que las elecciones se realizaran legalmente y los resultados fueran debidamente auditados y certificados, según la televisora CNN y la agencia Europa Press.

El fallo de Cohen se conoció cuando aún no se había acallado la polémica generada por la reciente difusión, por parte del diario The Washington Post, de una llamada de Trump al secretario de Estado de Georgia, su correligionario Brad Raffensperger, para presionarlo para que “encontrara” votos que le permitieran remontar la desventaja de casi 13.000 sufragios que reflejaron los cómputos oficiales.

En ese contexto, el Congreso se reunirá mañana para certificar los votos del colegio electoral que consagró a Biden con 306 votos contra 232 de Trump.

Ese trámite, que usualmente es una mera formalidad, podría resultar obstaculizado por una demanda anunciada por un grupo de senadores y representantes republicanos, pese a que la mayoría de los legisladores de ese partido, incluyendo a su líder en el Senado, Mitch McConnell, ya reconocieron la victoria de Biden.

Si pese a ello no hubiera contratiempos, el vicepresidente Mike Pence será el encargado de declarar ganador a Biden en el Congreso.

Sin perder las últimas esperanzas, Trump recordó en Twitter que “el vicepresidente tiene el poder de rechazar a los votantes elegidos fraudulentamente” y esperaba el apoyo de miles de personas que fueron convocadas para manifestarse mañana en Washington, muchas de las cuales ya habían iniciado una vigilia esta noche.

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