Las emociones nos acompañan a todos de manera inevitable, durante toda nuestra vida y, en muchos casos, seguimos sin comprenderlas por completo. Sin ir más lejos, y a pesar de los mejores esfuerzos de la película Del revés (Inside Out), algunas emociones siguen teniendo muy mala publicidad.

No es raro escuchar o leer a diferentes personas referirse a emociones como la tristeza, la rabia, la envidia o los celos como «emociones negativas». Desde luego, se tratan de las emociones con peor publicidad. Nadie quiere sentirlas, nadie quiere admitir que las siente y la mayoría intentamos evitarlas tanto como podemos. De hecho, es posible que nos den hasta un poco de miedo.

No es de extrañar ya que, en la mayoría de los casos no tenemos suficiente información sobre ellas y lo desconocido da miedo. Si, además de desconocido, es considerado algo malo o que no deberíamos sentir, este se multiplica.

No existen las emociones negativas o positivas

Sin embargo, y en contra de la creencia popular, no hay emociones negativas o positivas. Todas ellas son emociones, todas ellas son válidas y ninguna de ellas es evitable. Lo que realmente puede ser negativo o positivo – o más bien adaptativo y saludable, o no adaptativo – es lo que hacemos con esas emociones y eso empieza por cómo las gestionamos.

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Por ejemplo, los celos son una de esas emociones que todos estaríamos de acuerdo en que son negativas. Y, sin embargo, muchos (o todos) de nosotros, los hemos sentido alguna vez. Pero no todo hacemos lo mismo con esos celos. Y es ahí donde radica la diferencia: en cómo los gestiones y qué hacemos con respecto a esos celos.

Si al sentirlos recriminas a tu pareja, le gritas, espías su móvil, etc. el problema está en lo que estás haciendo. Pero a esos mismos celos puedes reaccionar evaluando si tienes motivos objetivos para sentirlos, hablando sobre ello de manera asertiva con tu pareja o trabajando en vuestra confianza para mejor la confianza entre los dos. Lo que haces con esa emoción y cómo la gestionas sería así adaptativo y saludable.

Esto mismo se aplica para todas nuestras emociones, las tradicionalmente positivas incluidas. Y es que, aunque estas tienen mejor fama, gestionadas inadecuadamente también pueden suponer un problema. Sea cómo sea, y en el caso de todas las emociones, negar lo que sientes no hace que desaparezcan. Y no te enseña nada sobre cómo gestionarlas.

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Si no sabes lo que te pasa, ¿cómo vas a trabajar en ello? El primer paso para hacer una gestión saludable de tus emociones es reconocerlas, aceptar que existen y decidir buscar una manera más sana de gestionarlas.

El propósito de conocer tus emociones en 2021

Todos nos ponemos propósitos de año nuevo como dejar de fumar, empezar a hacer deporte o alejarnos de los carbohidratos.

Quizás este año, después de un 2020 tan difícil, el mejor propósito que podemos hacernos es aprender a reconocer nuestras emociones, valorarlas en su justa medida como lo que son, naturales al ser humano, aceptarlas y aprender a gestionarlas de la forma que sea más sana para nosotros. Tal vez 2021 sea el año en que aceptamos nuestras emociones y les sacamos partido en vez de negarlas. El año de la salud emocional.

Imágenes |El lado bueno de las cosas, Mejor imposible

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