
En un espacio tan reducido, como un pie humano, se encuentran 28 huesos, 33 articulaciones y múltiples tendones, músculos, etc. Diseñados para manejar el peso de nuestro cuerpo en movimiento o en reposo, el esfuerzo que tienen que soportar nuestros pies en una carrera de 10 km como la San Silvestre, por ejemplo, es inimaginable. Se producirán unos 5.000 impactos sobre cada pie y en una persona de 70 kg soportan unas 1.400 toneladas de peso, lo mismo que 280 elefantes. Con estos datos es normal que el dolor en la planta del pie sea algo muy frecuente. Una de cada dos personas, según diversas encuestas, lo padecen.
El dolor debajo de la parte anterior de la planta del pie, o metatarsalgia, es un síntoma común y molesto que muchas veces damos poca importancia. Si no se toma ninguna medida, el dolor puede aumentar y desencadenar otros problemas, como modificar la forma de andar, desplazando el peso a la otra pierna y a la larga tener repercusiones en la espalda o en la cadera.
Así se sobrecargan los pies
La metatarsalgia se caracteriza por dolor al cargar el pie, muchas veces acompañado de enrojecimiento de la zona, o incluso de callosidades, que pueden formarse con el tiempo para proteger la zona sobrecargada. Se manifiesta por dolor que afecta a la cabeza de los metatarsianos, localizados en las almohadillas que tenemos en la planta, en la base de los dedos del pie. No distingue entre sexos, aunque las mujeres están más predispuestas, debido al uso de tacones altos y zapatos puntiagudos. También es frecuente en deportistas, especialmente en los corredores o aquellos que practican actividades en las que hay un impacto contínuo con el suelo, como fútbol, baloncesto, etc. En estos casos se trata principalmente de una metatarsalgia por sobrecarga. A veces como causa de base, se pueden encontrar deformidades del pie como pie plano, pie cavo —que es el que tiene mucha curvatura—, hallux valgus —el popular juanete— y dedos en martillo —un dedo se sitúa encima del otro—. El sobrepeso o el calzado inadecuado pueden empeorar la situación, pero no son las causa principal del problema.
La metatarsalgia también puede tener un origen, de otro tipo, como neurogénico o inflamatorio. El dolor neurogénico generalmente se debe al conocido como ‘neuroma de Morton’, que es un engrosamiento del nervio que corre junto a los huesos metatarsianos. El área más frecuentemente afectada es entre el tercer y cuarto dedo del pie. Esta metatarsalgia provoca un dolor ardiente o sensación de pequeñas sacudidas o descargas. La metatarsalgia inflamatoria en cambio, está relacionada con enfermedades sistémicas como la artritis reumatoide, que puede causar deformidades en los huesos del pie, o la gota, que a menudo afecta el dedo gordo. En estos casos, junto con el dolor, que suele predominar durante la noche, pueden aparecer signos inflamatorios como calor, enrojecimiento y en ocasiones hinchazón.
Tratamiento
Para el tratamiento primero se suele optar por alternativas conservadoras: realizar reposo, usar bolsas de hielo y analgésicos-antinflamatorios. Sin embargo, no siempre tiene los efectos deseados. En caso de metatarsalgia mecánica, generalmente relacionada con sobrecarga o deformidad del pie, también puede beneficiarse del uso de plantillas. Son útiles medidas como bajar de peso, si hay sobrepeso, o limitar el uso de zapatos con tacones o demasiado altos. Pero ninguna de estas medidas puede revertir ninguna patología, por ejemplo el hallux valgus, cuando ya está establecida. Por eso, a veces la única estrategia suele ser la cirugía. Cuando la causa está relacionada con el neuroma de Morton, la terapia conservadora tampoco funciona y la solución es quirúrgica. Se basa en la extirpación del mismo. La operación se puede realizar de manera ambulatoria, pudiendo caminar de forma inmediata con un zapato cómodo.