Hace un tiempo cenando con mi amigo Edelmiro Arnaltes, pianista del inmortal cantante Alfredo Kraus, durante más de media vida y con la representante de Mstidlav Rostropovich, considerado como el mejor violonchelista del mundo y fallecido en el 2007, me contaron que este último se transformaba a la hora de subir a los escenarios. Próximo a los 80 años y siendo un anciano, con dificultad para moverse y con otros problemas propios de esta edad, cambiaba cuando cogía un violonchelo. Se podía apreciar la gracilidad de sus movimientos, la exquisita coordinación e incluso la expresión de su cara se modificaba, pareciendo más joven.

Los estudios de la neurociencia en referencia a la música y el canto demuestran que «la música tiene efectos profundos sobre las emociones… induciendo estados de relajación que son particularmente útiles como antídoto para la depresión, la ansiedad y la fatiga».

Además, una investigación realizada por la Royal Society puso de manifiesto que «el canto en grupo puede mejorar la salud física y mental, así como promover los lazos sociales». Un artículo de hace unos años, realizado por investigadores de la Universidad de California, refiere que la participación como miembro de una coral «se asocia con importantes aumentos de inmunoglobulina A», este fenómeno se conoce como inmunopotenciación, aumentando nuestras defensas frente a infecciones. Esto lo pudieron demostrar midiendo los niveles de cortisol e inmunoglobulina en la saliva antes y después de cantar en un coro. Encontraron además que el canto «conduce sentimientos positivos y de satisfacción». Ya lo dece la sabiduría popular: «el que canta su mal espanta».

Pasamos varias horas al día frente de una pantalla, pasando del smartphone al televisor o del PC a la tableta, resultando que por la noche estamos estresados y cansados. Pero bastaría con dedicar unos minutos, durante el día, a escuchar música para recuperarnos del estrés y mejorar nuestra salud. La musicoterapia está cambiado, desde un método alternativo visto con sospecha por los médicos, está ganando cada vez más reconocimiento de la ciencia con relevantes inversiones en investigación.

Los beneficios de la música

El Instituto Nacional de Salud de EE.UU. ha destinado 20 millones de dólares para un proyecto científico, que durará cinco años, para analizar los efectos del sonido en varias de las enfermedades más comunes. Su impacto junto con actividades motoras, como la danza, son alguna de las terapias complementarias que se aplican en algunos hospitales de rehabilitación para frenar los efectos de enfermedades crónicas y diferentes formas de discapacidad a largo plazo. Existen investigaciones sobre los beneficios de las notas musicales para reducir el dolor agudo y crónico y para recuperar las funciones motoras y neurológicas deterioradas por el ictus, la demencia senil y el Alzheimer. Las notas sonoras y las vibraciones podrían dar alivio a los enfermos de Parkinson. Además, los ritmos y timbres musicales se utilizan en el autismo y para niños con déficit de atención o dificultades del lenguaje.

¿Cuánto tiempo debemos escuchar música, para notar sus efectos beneficiosos? Según los médicos de la British Academy of Sound Therapy: la dosis ‘curativa’ de música para escuchar todos los días para sentirse mejor es de 78 minutos. En el último congreso mundial, el American College of Cardiology, también se recomendó una receta de notas musicales para pacientes con angina o infarto. Recomendando 30 minutos de música al día, para escuchar relajados y con los ojos cerrados. Un estudio multinacional, dirigido por investigadores holandeses, pública que «la musicoterapia aporta beneficios a corto plazo en sujetos que sufren depresión y si se suma a las terapias tradicionales, mejora su efectos. También muestra buenos resultados en la reducción de la ansiedad y la mejora de la capacidad de respuesta a los estímulos en personas deprimidas».

La música también se está estudiando en los quirófanos, yo nunca la he utilizado pero muchos de mis compañeros cirujanos la emplean para ayudar a concentrarse. Anestesistas de la Universidad de Pennsylvania han investigado sus efectos en una publicación del British Medical Journal. «La musicoterapia es un tratamiento no farmacológico prácticamente desprovisto de daños colaterales y capaz de reducir la ansiedad preoperatoria. Comparamos los efectos de la música con las terapias intravenosas calmantes administradas antes de la anestesia periférica. La música parece ser una alternativa válida».

También te interesa