Los enfrentamientos estallaron el 27 de septiembre

Los enfrentamientos estallaron el 27 de septiembre

El Gobierno de Armenia acusó este martes a su histórico rival, Turquía, de ser responsable de la actual guerra que combate con Azerbaiyán en la región separatista armenia Nagorno Karabaj, un conflicto que ya lleva diez días, cientos de muertos y ha desatado numerosos e infructuosos llamados internacionales a una tregua.

En una entrevista con la agencia de noticias AFP, el primer ministro armenio, Nikol Pashinian, aseguró que «sin el compromiso activo de Turquía, esta guerra no hubiera empezado» y se mostró confiado en que «si la situación lo exige, Rusia cumplirá con sus obligaciones», como su aliado militar.

Armenia y Turquía mantienen una histórica rivalidad por la negativa de este último de reconocer el genocidio del Imperio Otomano contra la minoría armenia.

Mientras el Gobierno armenio apuntaba hoy contra Turquía, el canciller turco, Mevlut Cavusoglu, visitaba a su aliado, Azerbaiyán, y llamaba al mundo a «estar del lado de los que están en su derecho, es decir del lado de Azerbaiyán».

Desde Bakú, la capital azerbaiyana, el canciller turco ofreció una conferencia de prensa con su par local, Ceyhun Bayramov, y criticó a aquellos que solo piden una tregua, como lo hicieron en repetidas ocasiones en los últimos días Rusia, Estados Unidos y Francia, el trío que compone el Grupo de Minsk, otrora mediador de este conflicto.

«Hay llamados a un alto el fuego, pero ¿qué pasará después? ¿Armenia se verá obligada a retirarse inmediatamente de los territorios azerbaiyanos?», preguntó Cavusoglu.

Nagorno Karabaj es un territorio azerbaiyano poblado mayoritariamente por armenios que proclamó su independencia en 1991, lo que desató una guerra que se saldó con 30.000 muertos, un alto el fuego y un conflicto congelado en el que ningún Estado miembro de la ONU reconoció a la nueva república separatista.

Los enfrentamientos que estallaron el 27 de septiembre produjeron una de las crisis más graves, si no la más, desde el alto el fuego de 1994, que hace temer una guerra abierta entre estas dos antiguas repúblicas soviéticas.

En estos diez días de combates, el balance de 265 muertos sigue siendo muy parcial, puesto que Azerbaiyán no anunció pérdidas militares, y entre los civiles, dio cuenta de 46 decesos. Karabaj informó de 219 militares y 19 civiles muertos.

Los enfrentamientos estallaron el 27 de septiembre

Los enfrentamientos estallaron el 27 de septiembre

Ambos bandos afirman sin embargo haber matado a entre 2.000 y 3.500 soldados enemigos.

El presidente azerbaiyano, Ilham Aliev, cuyo país rico en petróleo hizo grandes inversiones en armamento moderno, prometió recuperar Nagorno Karabaj y y descartó cualquier tregua sin la retirada militar armenia de la región.

Azerbaiyán cuenta con el pleno apoyo de Turquía, único país musulmán miembro de la OTAN, cuyo presidente, Recep Tayyip Erdogan, insta a una reconquista militar del territorio separatista.

Turquía es criticada por los países occidentales por atizar el conflicto y acusada de haber desplegado mercenarios islamistas en el enclave traídos desde Siria. Por ejemplo, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, lo exhortó a «utilizar su influencia para calmar las tensiones».

En tanto, mientras su principal aliado, Rusia, sigue pidiendo una tregua inmediata, el premier armenio Pashinian tampoco se hizo eco hoy de los llamados internacionales a un alto el fuego.

Desde el domingo, los dos bandos se acusan de haber multiplicado los bombardeos en las zonas urbanas habitadas, especialmente en la capital de los secesionistas armenios de Nagorno Karabaj, Stepanakert, y la segunda ciudad de Azerbaiyán, Ganya.

Hoy, tras una noche y mañana lluviosas y sin explosiones, Stepanakert parecía un pueblo fantasma. Los pocos habitantes que se quedaron, en su mayoría ancianos, se aventuraban con sumo cuidado fuera de los refugios para ver los daños provocados por los bombardeos o para conseguir comida, informó AFP.

El Ministerio de Defensa de Azerbaiyán afirmó que sus fuerzas habían causado «graves pérdidas humanas y de material militar» en la región separatista Nagorno Karabaj y señaló que «las tropas armenias se vieron forzadas a retirarse».

Sin embargo, el presidente de la república sin reconocimiento internacional formada por los separatistas Nagorno Karabaj, Arayik Harutyunian, declaró que su Ejército «cumplía con éxito sus labores» y que «todo estaba bajo control».

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