La lucha contra el calentamiento global y la reducción de la huella de carbono se ha convertido en un lema y una forma de vida para ecologistas o cualquier otra persona con sensibilidad con nuestro planeta. Según diversos estudios, una dieta vegetariana puede ahorrar 0.8 toneladas de CO2 por año, dejar de usar el coche para desplazarnos 2.4 toneladas, evitar los viajes en avión 1.6 toneladas. En total 4.8 toneladas año de ahorro. Lo más sorprendente es que según estudios de la Universidad de Columbia Británica y de la Universidad de Lund, en Suecia, un bebé produce la astronómica cifra de 58 toneladas de CO2 anuales.

Todo lo anterior ha hecho que parte de la juventud, sobre todo fuera de nuestras fronteras y cada vez más preocupada por los temas ambientales, se esté planteando no tener hijos o tener uno solo para salvar el planeta. Es difícil cuantificar las consecuencias demográficas que puedan tener este tipo de razonamientos, pero lo que sí es evidente es que se trata de una nueva perspectiva sobre las posibles consecuencias de tener un hijo.

¿Qué son los Ginks?

De tal magnitud es el fenómeno que en EE. UU. este grupo de jóvenes se denomina los Ginks, que es el acrónimo formado a partir de las palabras inglesa que significan: «compromiso verde, sin niños. (Green Inclination No Kids)». Leilani Munter, una expiloto de carreras estadounidense, se ha hecho famosa por sus vídeos en redes sociales. En ellos esgrime frases como: «Este mundo será mejor si está menos poblado» o «Si queremos salvar este planeta, no tenemos más remedio que abordar el problema de la superpoblación humana«. También es muy activa la ONG británica Population Matters, cuya filosofía se basa en promover una vida sin hijos, o de reducir el número de estos.

Un bebé produce la astronómica cifra de 58 toneladas al año de C02

¿Serán verdad este tipo de pensamientos o enmascaran la precariedad y la austeridad a la que se ve sometida gran parte de la juventud? Si no que se lo digan a los jóvenes y no tan jóvenes españoles que se plantean tener un hijo. Según Save the Children, la precariedad laboral, el coste de la vivienda y de la crianza son los frenos más importantes para la natalidad en nuestro país, recordemos que el coste mínimo para poder criar a un niño o niña en condiciones dignas oscila entre los 480 y 590 euros al mes, una cifra que crece hasta los 588 euros mensuales si está en la adolescencia, según diversa estadísticas. Teniendo en cuenta que el salario medio en España es de 1.400 €, el tener un hijo, en muchos casos, significa entrar en riesgo de sufrir pobreza. Según datos de Save the Children, unos 2 millones de niños viven en situación de pobreza en nuestro país y un millón en situación de pobreza severa.

En el otro lado de la balanza tenemos a los jóvenes, sobre todo mujeres, que no quieren que tener un hijo suponga un freno profesional y económico. En 2007, Corinne Maier publicó su libro No Kid, recibió grandes críticas y fue acusada de provocadora: «Antes nunca hablábamos del sacrificio que representa el embarazo para la mujer», afirma la escritora, y añade: «Pero es un sacerdocio, una carga abrumadora, una inversión gigantesca que debe conciliarse con el trabajo. Todo por semanas de setenta horas y una utilidad colectiva cuestionable». En albores de este siglo podría parecer algo revolucionario, pero hoy en día existe una fuerte tendencia a la igualdad de condiciones de la mujer en el mercado laboral. Lo cual supone que muchas decidan no tener hijos o retrasarlo lo máximo posible.

También te interesa