La actriz Naya Rivera murió en julio de 2020 a los 33 años. La intérprete se encontraba navegando en un barco con su hijo de 4 años cuando desapareció. Días después, se encontró su cuerpo: había fallecido por ahogamiento. Recientemente se ha desvelado el resultado de la autopsia, que revela pequeñas cantidades en su cuerpo de anfetaminas, diazepam y una sustancia llamada fentermina, utilizada para controlar el apetito.

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La causa de la muerte de Rivera se relaciona con los fuertes vértigos que sufría desde hacía tiempo, y que pudieron provocar que se ahogara. Afortunadamente, pudo poner a salvo a su hijo Jose de 4 años. Su fallecimiento suma otra tragedia a todas las que han golpeado al reparto de la serie Glee. Los restos de fentermina en su cuerpo, una señal más de las consecuencias de la dictadura de la imagen en el show business.

La fentermina es un estimulante de la familia de las anfetaminas que se utiliza en algunos países en el tratamiento de la obesidad exógena (es decir, de la provocada por una ingesta de calorías superior a la que necesita el organismo) para suprimir el apetito. ¿Y cómo controla este medicamento las ganas de comer? Ayudando a nuestras neuronas a liberar dopamina y adrenalina, entre otros neurotransmisores, que tienen un efecto sobre nuestro deseo de alimento. Este fármaco suele recetarse durante algunas semanas y siempre combinado con pautas de alimentación sana, ejercicio y apoyo psicológico si fuera necesario.

La fentermina, prohibida en España

En España se revocó la autorización para comercializar medicamentos que contuvieran este principio activo en 2000. La fentermina puede producir adicción y tiene efectos secundarios. Entre ellos, insomnio, palpitaciones, euforia o náuseas. Tampoco se recomienda conducir mientras se tome ni consumir durante el embarazo. Está contraindicado, por ejemplo, para pacientes que hayan sido drogodependientes, con predisposición a abusar del alcohol o enfermedades psiquiátricas.

En Estados Unidos, la FDA aprobó la fentermina en 1959. Naya Rivera lo estaba consumiendo. La actriz no padecía ni obesidad ni sobrepeso.

Aunque la necesidad de incluir diversidad en todos los ámbitos (también en el de los cuerpos) cada vez cala más en el discurso público, lo cierto es que la presión para mantenerse delgada y en forma sigue siendo altísima en el mundo del espectáculo, especialmente para las mujeres.

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