Ha pasado mucho tiempo, días y días ya más de 160 seguramente, y esta cuarentena se ha prolongado por la persistencia de esta pandemia, por la dificultad que hay en doblegar de algún modo definitivamente al COVID-19. En realidad sabemos que lo vamos a dominar el día que lleguen las vacunas, no falta tanto, se dice el primer trimestre del año que viene, febrero o marzo, abril. Es poco y es mucho tiempo.

Es poco en la medida que son apenas unos meses. Es mucho en función de tanto tiempo que hemos estado dentro de nuestra casa y que la permanencia en el tiempo nos convirtió en aislados y en encerrados, lo cual iba generando desde angustia, depresión y sensaciones de soledad que fueron por momentos muy angustiantes.

Coronavirus, qué es todo esto que estamos viviendo

Pero ahora se abre también, aún antes de la vacuna, una expectativa muy optimista que es que empiezan a abrirse negocios, empieza el take away plus de los restoranes y la gente empieza a salir más. ¿Por qué? En parte porque hay una mayor responsabilidad individual y se sabe que cuidándose como corresponde, que es cuidar al otro también, con el famoso trío: distancia social, barbijo, higiene, que los peligros disminuyen enormemente. Pero también se sale porque probablemente haya determinadas sectorizaciones que permite manejar y conocer mejor cómo es la circulación del virus. Se sale también porque hay un sentimiento de necesidad frente a una vivencia de asfixia. Y entonces, ese aunque sea salir, significa ver que hay un mundo externo, encontrarse aunque sea a distancia con los amigos y significa la comprobación física de que existe eso que teníamos tanto miedo, en las fantasías apocalípticas, que desaparezca. Estamos, estamos dentro, estamos con y eso es fundamental.

Nos quieren deprimir

Creo que es muy importante ese optimismo y esa experiencia nueva de empezar a salir, con los rasguardos necesarios. También existen miedos, desconfianzas, inhibiciones, fobias y hay mucha gente que piensa: «¿Será peligroso ese mundo externo al cual quiero asomarme. No será mejor quedarme más tiempo. Y si aparece alguien y me contagia?» Es interesante frente a esta perspectiva, las dos avenidas: el optimismo y las ganas de ensayar, cuidándonos como siempre, y el miedo, la fobia y la inhibición, como residuo traumático de tanta angustia sufrida.