
Horacio Antonio Grasso (55), condenado en el 2009 a 27 años de prisión por homicidio en ocasión de robo agravado por el empleo de armas, residía en el departamento en calle Buenos Aires 315, 3° B, a pocas cuadras de la Plaza San Martín donde se encontró el sábado pasado un cadáver maniatado dentro de un placard.
Esa vivienda se convirtió en un enigma y la rodea el horror. Grasso vivió allí hasta el jueves pasado, cuando el juez de Ejecución Penal de Córdoba, Facundo Moyano Centeno, le revocó la prisión domiciliaria. Ese día ingresó nuevamente a la cárcel de Bouwer, donde está en la actualidad.
La causa por el cuerpo encontrado está radicada en la Fiscalía del Distrito I Turno 5, cuya titular es Celeste Blasco; pero como este lunes comenzó la feria invernal en los tribunales, la pesquisa quedó a cargo del fiscal Guillermo González.
Según los primeros indicios, el cuerpo en avanzado estado de descomposición sería de una mujer. No se conoce la identidad. Mientras se procura dilucidar quién es y, en lo posible, cómo había sido asesinada, todas las incógnitas se asientan en quien vivió allí.
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Por qué Grasso gozaba de prisión domiciliaria
El expolicía tiene un derrotero de delitos, pero una sola condena que quedó firme. Fue por el asesinato del niño Facundo Novillo Cancinos, en marzo del 2007. El pequeño fue la víctima fatal de un asalto y ajuste de cuentas entre los barrios Miralta y Colonia Lola del que participó Grasso.
Antes había tenido denuncias por hechos de violencia de género hacia una expareja y por tener un arsenal. Por entonces, en los albores de los 2000, había sido exonerado de la Policía de Córdoba. Pasó de integrar la fuerza a ser miembro de pesadas bandas que mezclaban la violencia, las armas y el narcotráfico. Con ese perfil fue condenado en el año 2009 por la Cámara 3a del Crimen.
PERFIL CÓRDOBA pudo reconstruir el derrotero de su detención.
Horacio Antonio Grasso cumplía la pena en el complejo penitenciario de Río Cuarto.
El 31 de enero del 2019, el juez de Ejecución Penal de esa ciudad, de turno durante la feria, le concedió la prisión domiciliaria por razones de salud. Este medio no pudo precisar cuál es la patología por la cual le dieron el beneficio. Si bien tenía padecimientos de arritmia y diabetes tipo 2, artrosis reumatoidea, no se registran datos sobre cuadros agudos que podrían haberla justificado.
Quien se hizo responsable de Grasso en esa oportunidad fue su madre, Eunice Meyer. La mujer, sin embargo, resultó víctima de fuertes agresiones por parte del hijo.
El 6 de abril del año 2020, el juez de Ejecución Penal del 1° turno de la ciudad de Córdoba, Facundo Moyano Centeno, le revocó la domiciliaria y dispuso que sea alojado en el Centro Psicoasistencial por un cuadro psicológico complejo.
Un mes después, el 6 de mayo del 2020, lo trasladaron al penal de Río Cuarto.
El 5 de marzo del 2021, el juez de Ejecución de esa ciudad Gustavo José Echenique Esteve nuevamente le permitió la prisión domiciliaria, con tobillera electrónica. Fijó domicilio en el departamento del horror, Buenos Aires 315, 3° B, ciudad de Córdoba. Por esa razón, desde entonces quedó bajo el control del juez cordobés Moyano Centeno.
El 3 de julio pasado, a más de cuatro años, el magistrado le revocó la prisión domiciliaria y ordenó su inmediata detención.
Los encargados del control de Grasso eran el Patronato del Liberado y el Centro de Control de Personas Bajo Vigilancia Electrónica (Ccpve), que dependen del Servicio Penitenciario.
Los informes no eran positivos. El interrogante que subyace es por qué pasó tanto tiempo, más de cuatro años, sin que fuera enviado nuevamente a la cárcel.
La data de la muerte del cuerpo hallado en el placard coincide, en apariencia, con la amplia ventana temporal de su prisión domiciliaria.
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Intentó la libertad condicional, pero la rechazaron
De haber tenido una conducta intachable en la cárcel, Horacio Grasso podría haber obtenido la libertad condicional. La condena total se había fijado para el 24 de abril del 2034. Pero el Código Penal y la Ley de Ejecución Penal establecen un proceso de morigeración de encierro y una salida gradual para la resocialización de las personas condenadas. El 24 de abril pasado estaba en condiciones de pedirla.
Sin embargo, el 24 de junio el pedido fue rechazado. Incluso llegó en casación al TSJ que no le concedió la ansiada libertad condicional.
Ese mes, su tutor – C.D.R. renunció a esa responsabilidad y comunicó al juez que Grasso porque no hacía caso a las restricciones que le habían impuesto.
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Investigan si adulteró un certificado médico
Bajo la lupa en todo su derrotero, ahora investigan si Horacio Antonio Grasso también falsificó un certificado médico.
En los trámites previos al pedido de libertad condicional, presentó un informe firmado por F.C. con un número de matrícula profesional. Cuando la Justicia consultó en la página del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba, encontraron que esa identificación pertenece a una médica, que nada tiene que ver con el nombre inscripto en el documento. Por esa razón, se remitieron antecedentes para averiguar el episodio.