Sandra Rossi y el día que Enzo Pérez fue arquero: «Se expuso a que le hicieran 18 goles»

La noche del 19 de mayo de 2021 forma parte de uno de los tantos hitos de la primera era dorada de Marcelo Gallardo y hasta tiene su lugar en el Museo del club. El día que Enzo Pérez fue arquero y River le ganó a Santa Fe por Copa Libertadores es un recuerdo imborrable en Núñez, que genera alegría, sonrisas y, sobre todo, orgullo. Sin embargo, el contexto de esta historia fue duro, en medio del pico de la pandemia de Covid, con restricciones y la mayoría del plantel contagiado. Un momento de máximo miedo, dífícil y que aun así es uno de los momentos más hermosos que vivió Sandra Rossi en la institución por cómo el plantel se sobrepuso a la adversidad y por la actitud del ex capitán millonario.

«Nos comenzaron a testear en el campo de juego. Los positivos iban para un lado y los negativos para el otro. Era positivo, positivo, positivo… En un momento decíamos, ‘no llegamos a 11’. Yo decía, ‘en cualquier momento voy yo de #5’. La cuestión es que quedaron 10 que eran negativos y uno más que era negativo, que estaba lesionado con un desgarro. O sea que no podía correr. Ese desgarrado era Enzo Pérez, que en ese momento era como la estrella del equipo», expresó la especialista en Neurociencias aplicada al Deporte, integrante del cuerpo técnico de River, en el marco de la novena edición del Premio Women Corporate Directors (WCD) y la presentación de su libro «Mente de alto rendimiento», con prólogo de Julián Álvarez.

Con todo en contra, había que hacerle frente al partido frente a Santa Fe, clave en la quinta fecha de la fase de grupos de la Copa. Y ahí entró en escena la figura de Gallardo. «Marcelo juntó a todos y fue muy claro, porque realmente ahí también ves lo que es el ADN del líder. No se desesperó en ningún momento, les habló como si fuera la Selección Argentina a los mejores jugadores que tenía y a chicos de Reserva que no habían jugados en Primera», agregó.

Ante las bajas de Armani, Bologna, Lux y Petroli por el virus, alguien tenía que atajar. El Muñeco pregunto quién podía ponerse los guantes y al instante se levantó una manito. «Enzo Pérez dijo: ‘Marcelo, atajo yo’. Recuerdo ese momento tan vívido. Me cruzó la emoción en el sentido de decir, en un momento tan difícil, donde él era la estrella, poder exponerse a que le hicieran 18 goles… Se exponía, pero entendía que su función y su dar tenía que ver con ponerse súper incómodo».

El resto, fue historia. Como no iba a poder correr, Enzo se fue al arco y fue el héroe de un partido que recorrió el mundo. Una inolvidable anécdota en aquellos días que nadie quiere volver a atravesar: «Va a quedar en mi memoria como de los momentos más hermosos que viví en toda mi historia y en todo lo que yo he compartido con los deportistas. Porque de un momento que fue difícil, de máximo miedo, de una tensión espantosa, de que teníamos miedo de estar contagiados, que éramos peligrosos unos para otros, un grupo de gente, liderados por un gran líder, se juntó, se expuso y encima ese partido se ganó».