No sé hasta qué punto debía sorprenderme, sinceramente, el ponerme a ver en RTVE Play el primer episodio de ‘Hasta el fin del mundo’, el nuevo reality de aventuras de La 1, y encontrarme con una duración que superaba las tres horas. Estando como estoy en el extranjero uno solo puede suponer que, a poco que terminase «temprano» ‘La revuelta‘, el espacio presentado por Paula Vázquez acabaría más allá de las 2 de la madrugada.
Nada nuevo bajo el sol, ya que las quejas por la duración de formatos como ‘MasterChef‘ son perennes. Algo que nunca entenderé en un programa grabado y en la que, por tanto, la edición es clave. Aún así, me puse a ver este programa ya que este debe ser de mis géneros favoritos y mira, ¿quién puede decir que no a una ‘Pekín Express‘ de RTVE?
Medellín Express
No exagero cuando hablo de que el formato es tremendamente similar. Incluyendo esa premisa de que cada pareja —formada por gente famosa y una amiga, familiar o compañero (la mayoría de ellos también célebres)— se busque la vida a la hora de recorrer medio mundo, lo que incluye alojamiento y comida; esa emoción para llegar al «Libro rojo de viaje».
Eso sí, aquí disponen de mayor presupuesto (1300 euros en total en vez de 2 euros al día) y una mayor libertad de movimiento (incluyendo ponerse a trabajar para ganar algo extra de plata) y 15000 kilómetros recorriendo toda la mayor parte de Centroamérica y Sudamérica de norte a sur.
A partir de aquí, con pocas novedades bajo el sol. Las seis parejas —Yolanda Ramos y Ainhoa Olivares Ramos; Alba Carrillo y Cristina Cifuentes; Jedet y Andrea Crompton; Rocío Carrasco y Anabel Dueñas; Nia y J Kbello; y Aldo Comas y José Lamuño— dan algunas más juego, otras no tanto.
Quizás las que generan más perlitas, además de Yolanda Ramos y sobrina (quiénes si no) son en este sentido Carrillo y Cifuentes a pesar de que a veces no parecen saber en qué programa están. Algo pasa de manera similar con el artista Aldo Comas, que está demostrando ser un poco un grano en el culo tanto para su compañero José Lamuño como para el espectador. Otros, como Nia y JKabello o Rocío Carrasco y Anabel Dueñas ni se las siente.
El misterio de la duración excesiva no solo está en una edición poco amiga de los cortes, poco amiga de que el espectador se pierda a la gente de compras o en sus incursiones en el mundo laboral. Está en la decisión de pegar dos programas en uno con dos etapas (la primera terminando en Ciudad de Panamá, la segunda rumbo a Medellín).
Justo cuando el espectador ve terminar la primera etapa (1:40 horas de metraje), con la gente llegando a firmar en el Libro de viajes y repasar la clasificación, vemos como pegada con pegamento de nuevo a Paula Vázquez desde la ciudad colombiana de Medellín para introducir la segunda etapa… y no ponerla entera, pero sí el 90% de la misma. ¿Y por qué digo que se nota que era un segundo programa o al menos parte de él? no solo por lo abrupto del corte, también porque tenemos en esta introducción el típico montaje de lo que van a vivir los concursantes.
Es lo típico de que, pudiendo elegir, eligen la peor opción. Desconozco a qué lumbrera se le ha ocurrido que, en vez de cortar en el punto natural de corte (que aún así hubiera acabado casi a la 1 de la madrugada), alargarlo innecesariamente. Viendo cómo está montado el programa casi te aseguraría que la intención de los de Zeppelin era ofrecer solo la primera etapa y que lo que hemos visto viene más de cadena que de productora.
En Espinof | Los 11 mejores realities que puedes ver en Netflix
En Espinof | Este concurso fue tan desastroso que solo llegaron a emitir dos programas. El segundo se hizo para pedir perdón



