Ya estamos disfrutando de los estrenos de series de noviembre más madrugadores, y deseando que se lleguen más episodios de Todas las de la ley y aprovechar el fin de semana para ver lo nuevo de Javier Cámara. Pero la agenda de novedades en las plataformas de streaming no se detiene y hoy se estrena la nueva miniserie de Netflix, Muerte por un rayo. La sorprendente historia de uno de los presidentes más breves de Estados Unidos.
Con David Benioff y D. B Weiss, creadores de Juego de Tronos, en la producción ejecutiva, esta adaptación del libro de Candice Millard está protagonizada por Matthew Macfadyen (Sucession), Michael Shannon (Bikeriders: La ley del asfalto) y Nick Offerman (The last of us). Una miniserie de cuatro episodios ambientada en el siglo XIX, que como ya hicieron previamente John Adams o Manhunt, se sumergen en el pasado político de Estados Unidos.
Una producción protagonizada por dos personajes tan diferentes como interesantes, que además de ofrecernos un interesante retrato histórico de la época cuenta una historia que, sin duda, resulta sorprendente.
El pillo caradura y el político honrado
Muerte por un rayo arranca con un desmejorado Charles Guiteau (Macfadyen) sometiéndose a un tribunal que determinará si es puesto en libertad. Las respuestas que ofrece a los hombres que tienen en sus manos su futuro, así como su aspecto y su forma de hablar, nos dan una idea del tipo de persona en la que se va a centrar la nueva miniserie de Netflix. Un hombre con una particular visión del mundo y de sí mismo, entre iluso y delirante, que lejos de ganarse la vida dignamente, sobrevive como puede, mientras la ley le para los pies.
Michael Shannon como James Garfield en la miniserie Muerte por un rayo.
Netflix
Después de que Guiteau salga en libertad y se encuentre en la puerta de la cárcel con su hermana, que siempre está dispuesta a echarle una mano aunque luego tenga que pagar un alto precio, la acción se traslada a Ohio y más concretamente a la granja en la que vive y trabaja el congresista James A. Garfield. Padre de siete hijos, Garfield es un hombre tranquilo, que está en la política para hacer mejor la vida de sus conciudadanos. Y con ese afán se dirige a la convención que el partido republicano celebró en Chicago para elegir el candidato a las elecciones presidenciales de 1880.
Será allí donde Guiteau sepa por primera vez de Garfield, y donde Garfield se convierta en el aspirante a ocupar la Casa Blanca sin haberse planteado presentarse como candidato. Pero, tras un discurso que motivó a las bases y una votación que se repitió durante 36 ocasiones, el tranquilo granjero de Ohio alcanzó una posición con la que nunca había soñado. Y Guiteau encontró una nueva causa a la que dedicar su vida, en la que se imaginó imprescindible.
Dos hombres y un destino
Con Macfadyen encargándose como solo él sabe de un personaje tan complejo, e incómodo, como Guiteau, y Shannon tan templado y contenido como el político que interpreta, el tercer hombre que redondea la miniserie de Netflix es Nick Offerman. Con el papel de Chester A. Arthur, el intérprete se acerca, por momentos, a la versión vintage de Ron Swanson, su rol en Parks & Recreation, mientras que en otros se pone en la piel de un matón de barrio que sorprende después de haberlo visto en The last of us.
De izqda. a derecha, Nick Offerman como Chester a. Arthur y Shea Whigham como Roscoe Conkling en una imagen de Muerte por un rayo.
Netflix
Bradley Withford en el bando de Garfield como James Blaine y Shea Whigham como Roscoe Conkling, ambos congresistas republicanos pero no por ello amigos, completan el grupo de políticos que rodean a los protagonistas. Hombres cuyo destino parece distante, pero que, sin embargo, acaba cruzándose porque ambos se prestan a ello, uno siendo manipulado, el otro manteniendo la integridad que le dio la victoria.
Con Betty Giplin en el papel de la esposa de Garfield, Muerte por un rayo narra una historia en la que la peculiaridad de sus personajes y los hechos en los que se vieron envueltos la convierten en una interesante producción para devorar en un fin de semana tan otoñal como el que tenemos por delante.







