Justo cuando el verano de este convulso 2025 llegaba a su ecuador, explotó una de las bombas mediáticas del año que, contra todo pronóstico, tuvo como detonante una campaña publicitaria de pantalones vaqueros y nada menos que a Sydney Sweeney como protagonista. El problema, del que ya habló largo y tendido el compañero Randy, es que el juego de palabras del eslogan, que juega con la similitud entre la pronunciación de las palabras «genes» y «jeans», se interpretó como un alegato a favor de la eugenesia.
Los equidistantes jeans de Sydney
Ahora, cuando la tormenta parece haberse calmado por completo, la actriz y potencial sucesora de Julia Roberts como «novia de América» —al menos de una parte, dada la polarización predominante en cualquier aspecto que se nos ocurra— ha abordado la polémica explicando, en primer lugar, por qué no consideró necesario publicar un comunicado formal para dar su punto de vista sobre los anuncios de la marca American Eagle.
“Siempre he creído que no estoy aquí para decirle a la gente lo que debe pensar. Sé quién soy. Sé cuáles son mis valores. Sé que soy una persona amable. Sé que tengo mucho amor, y que estoy simplemente emocionada por ver qué pasa después. Así que no dejo que otras personas definan quién soy».
Durante su conversación con GQ, Sweeney ha hecho referencia directa a la campaña de marras. De nuevo, no se moja lo más mínimo, asegurando que no se enteró prácticamente de nada en lo respecta a la polémica y limitándose a calificar de «surrealista» que Donald Trump y su vicepresidente JD Vance abrazasen los anuncios con tanta vehemencia.
“Hice un anuncio de vaqueros. Quiero decir, la reacción fue sin duda una sorpresa, pero me encantan los vaqueros. Es lo único que llevo. Literalmente voy en vaqueros y camiseta todos los días de mi vida… Sabía perfectamente para qué era ese anuncio, y era por unos vaqueros estupendos, así que no me afectó ni para bien ni para mal.
Simplemente dejé el móvil a un lado. Estaba rodando todos los días. Estoy filmando Euphoria, así que trabajo jornadas de 16 horas y no suelo llevarme el teléfono al set, así que trabajo, vuelvo a casa y me voy a dormir. En realidad no vi casi nada”.
Eso sí. Sydney estuvo lo suficientemente pendiente —de algo parece que sí se enteró— como para saber que las acciones de American Eagle ascendieron un 38 % durante la tormenta y que las informaciones sobre la pérdida de clientela en las tiendas físicas de la empresa fueron fake news.
“Era consciente de las cifras mientras pasaba todo. Así que cuando vi los titulares diciendo que las visitas en tienda habían bajado un cierto porcentaje, nada de eso era verdad. Todo era inventado, pero nadie podía decir nada porque [la empresa] estaba en su período de silencio. Así que fue mucho ruido y pocas nueces”.
Está claro que la equidistancia siempre será prudente y, probablemente, inteligente a la hora de presentarse como producto, pero hay que reconocer que sienta regular a tu imagen como persona pública, por muy buenos jeans que tengas.
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