Elena Romero Vargas

Andalucía es un destino que nunca decepciona. Si en verano son sus playas el principal atractivo para los turistas, cuando bajan las temperaturas y el clima es más agradables, los destinos de interior se convierten en objeto de deseo entre aquellos que planean su próxima escapadas. Y es que no es ningún secreto que la belleza de Andalucía solo se puede comparar a la riqueza histórica y patrimonial que esconden sus rincones.

Uno de esos lugares en los que basta con darse un paseo por sus calles para conocer la profundidad de su historia se encuentra en la provincia de Córdoba. Entre ruinas romanas, construcciones medievales y restos arqueológicos de un valor incalculable nace la fama de Baena, uno de esas ciudades que son de visita obligatoria para los amantes de las memorias de antaño.

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La historia de Baena se remonta a la Prehistoria, de cuando datan los primeros restos arqueológicos encontrados allí. Junto a ellos, el legado cultural de los íberos también tiene un papel fundamental en los orígenes de este pueblo cordobés. Entre los lugares de interés más importantes con restos de esta época está el yacimiento arqueológico del Cerro del Minguillar, donde se encontró uno de los emblemas de Baena, su famosa leona.

La leona de Baena es una escultura íbera en piedra caliza que data del siglo IV a.C. Representa a este animal en posición amenazante, enseñando los dientes, como si se estuviera protegiendo algo. Y tiene mucho sentido que esta sea la forma de la leona, pues se trata de un monumento funerario que se ubicaba en las tumbas íberas como símbolo de protección para el difunto. Actualmente, esta pieza se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, aunque hay una copia en bronce en la plaza Palacio de Baena.


Réplica en bronce de la leona de Baena ubicada en la plaza Palacio de Baena, en Córdoba.


Servidor web del Ayuntamiento de Baena


Restos de la época íbera de Baena se encuentran también en el Parque Arqueológico de Torreparedones, ubicado en el límite entre Baena y Castro del Río. Lo que se encontró aquí fue un santuario íbero que estuvo en uso entre los siglos III y II a.C. y, según los hallazgos, parece ser un lugar al que la mujeres embarazadas acudían a rezar para pedirle a sus dioses un buen parto. Pero los íberos no fueron el único pueblo que dejaron su huella en Torreparedones, y es que la presencia romana también jugó un papel fundamental en este parque arqueológico y en la esencia de la ciudad.

En este lugar se encontraron un antiguo foro, varias termas romanas y hasta un templo dedicado al culto imperial. También se hallaron restos de una necrópolis y un anfiteatro, entre otras muchas cosas que evidencian la importancia de este asentamiento y que hoy está abierto al público para que todo aquel visitante interesado en conocer el pasado romano de la zona pueda acercarse a verlo.


Parque Arqueológico de Torreparedones, Baena


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La Edad Media, el momento de máximo esplendor de Baena

Más allá de todo este legado que te hemos contado – y que por sí solo es de una riqueza patrimonial única -, si hablamos del legado histórico y cultural de Baena, tenemos que hablar de la Edad Media, el momento de máximo esplendor. Todo comenzó con la llegada de los musulmanes en el siglo IX, que fueron los responsables de crear buena parte de la esencia actual de la ciudad. En el siglo XIII se produjo una conquista cristiana pacífica que entremezcló ambos estilos artísticos, dejando una huella única en este lugar.

Gran testimonio del esplendor de Baena en aquella época lo da el Casco Histórico de Baena, conocido también como La Almedina, ubicado en la parte más alta de la ciudad y con un trazado de calles que aún hoy recuerdan a ese pasado medieval. Como buena ciudad de la época, se trataba de un recinto amurallado que guardaba tanto las viviendas como los edificios más importantes en su interior, como la Plaza Palacio – centro neurálgico de la ciudad ya en el medievo – o edificios posteriores como la iglesia de Santa María la Mayor.


La Almaedina, Baena


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De la época árabe se conservan también restos como las puertas de entrada a la antigua ciudad que se ubicaban en la muralla, como el Arco de Santa Bárbara, el Arco Oscuro o el Arco de la Consolación. Pero, sin duda, si hay un monumento de aquel entonces que aún hoy siga siendo uno de los más importantes y seña de identidad de Baena, ese es sin duda su castillo, que se encontraba también dentro del recinto amurallado.

El Castillo de Baena es una construcción árabe del siglo IX y, desde 1985, ostenta el título de Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento. Gracias a su posición, ubicado en una zona alta y estratégica, este castillo fue una de las fortalezas más importantes del sur de España durante la Edad Media y jugó un papel fundamental en la defensa de la zona. Como curiosidad, su relevancia llegó a tal punto que hasta la misma Isabel la Católica quiso hospedarse allí.


Castillo de Baena, Córdoba


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Por qué merece la pena visitar el Museo Arqueológico de Baena

Con todo esto te podrás hacer una idea de por qué merece la pena visitar Baena si te consideras amante de la Historia o si, simplemente, quieres acercarte un poco más a las intrahistorias culturales que esconden tantos destinos en nuestro país. Y aunque los planes para hacer en Baena son muchos, nuestro consejo es que no dejes de visitar su espectacular Museo Arqueológico, un lugar perfecto para sintetizar ideas y matizar todo aquello que has visitado en el exterior de la ciudad.

Este museo se encuentra en la Casa Tercia de Baena, un edificio de gran valor patrimonial por sí solo. Esta casa se levantó en el siglo XVIII con el fin de hacer las veces de almacén donde guardar la parte del diezmo eclesiástico que le correspondía a la Corona. En la actualidad, y tras la Desamortización de Mendizábal, la Casa Tercia presume de haber cosechado un gran recorrido hasta llegar a ser museo, pasando por posada o cárcel durante la Guerra Civil.

Aquí podrás ver de cerca muchos de los restos arqueológicos que se han ido encontrando en sus parques a lo largo de los siglos y entre los que tenemos que destacar su imponente colección de estatuas romanas. Toda la historia de Baena queda recogida en sus doce salas únicas en toda la región que ponen el broche de oro a esta visita que, seguro, vas a querer repetir.

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