Desde París, la gala del Balón de Oro de 2025 presenció una sorpresa esperada: Ousmane Dembélé se alzó con el premio más codiciado del fútbol mundial. Este reconocimiento no llegó de la nada; ha sido el broche de una temporada prodigiosa, tanto a nivel colectivo como individual.
Tras superar lesiones, críticas y altibajos, su rendimiento en PSG y con Francia convenció a la prensa, a los aficionados… y, sobre todo, a quienes votaron en este galardón.
El año futbolístico ha sido para Dembélé un viaje de superación: con el Paris Saint-Germain logró el triplete histórico, incluyendo por primera vez la Champions League, aportando goles decisivos y asistencias de fantasía en momentos clave. Además, en la Ligue 1 fue pichichi compartido, lo que refleja su capacidad no solo de brillar en torneos europeos sino también de mantener una constancia bestial en liga.
El francés no sólo dejó estadísticas: dejó momentos imborrables. Hat-tricks consecutivos, goles en eliminatorias de Champions, asistencias en finales, jugadas que cambiaban partidos… esa combinación de eficiencia goleadora, desequilibrio en banda y compromiso en los minutos más decisivos le dio ese plus que buscan los votantes para ser acreedor al máximo galardón del fútbol internacional después de haber sido nombrado como Mejor Jugador de la Ligue 1.
Una de las claves de su triunfo ha sido la regularidad. A diferencia de temporadas anteriores en las que las lesiones le frenaban justo cuando empezaba a carburar, esta vez ha llegado fuerte casi todo el curso. Incluso en partidos complicados, su influencia ha sido perceptible: ya sea generando espacios, asistiendo a compañeros o definiendo cuando el partido lo exigía.
Otro factor que pesa mucho en un Balón de Oro son los títulos. Dembélé no sólo se coló en lo colectivo, sino que fue protagonista en ellos. PSG levantó no solo el campeonato liguero, también la gran copa europea, lo que visibiliza al jugador frente al mundo.
Hoy, al recoger el Balón de Oro, Dembélé celebra no sólo un trofeo individual, sino el premio a años de trabajo, exigencia y esfuerzo silencioso. Ahora, queda mantener ese nivel, porque le toca demostrar que no fue una casualidad, sino el comienzo de un reinado que muchos ya esperamos con expectación.
Fotos de Zegna | Wikimedia
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