Javier Díaz de Lezana

En algún punto entre la espuma del mar y el susurro del levante, acaba de abrir sus puertas un nuevo rincón donde el tiempo se detiene: Amù Beach Club, la más reciente joya del flamante Gran Marbella Resort se pone en marcha con la promesa de un lujo sereno que seduce con la elegancia discreta del Mediterráneo.

Ubicado en la tranquila pero efervescente Playa Real de Zaragoza, este club no es solo un destino, es una declaración de estilo. Un espacio donde las camas balinesas se alinean en perfecto equilibrio frente al mar, donde la arquitectura acaricia los sentidos con la calidez de la madera y los tonos terrosos, y donde la experiencia no se mide en estrellas, sino en instantes.

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Un refugio de estética mediterránea

Inspirado en los beach clubs más sofisticados de la Riviera Francesa, pero con un espíritu profundamente andaluz, Amù ha sido concebido como un homenaje al arte de vivir sin prisa. Aquí, el diseño no grita, susurra. Maderas nobles, lino, piedra y cerámica se funden con el entorno en una sinfonía de texturas cálidas y colores desvaídos por el sol. Las paredes encaladas reflejan la luz del sur, mientras las enredaderas y ventiladores de techo marcan el ritmo de una jornada que se estira como una siesta de verano.


Detalle de la barra del Amù Beach Club.


Gastronomía ecléctica y coctelería con acento local

En Amù, la cocina es una prolongación del paisaje. La carta, ecléctica y refinada, invita a saborear el Mediterráneo con un enfoque cosmopolita y global. Desde una delicada pissaladière con anchoas que evoca un paseo por Niza, hasta un tataki de atún que huele a brisa marina y brasas encendidas, cada plato habla un lenguaje de territorio y temporada.

El pescado fresco —lubina, atún rojo— se presenta con una elegancia rústica, potenciado por el calor de la brasa Josper y acompañado por ingredientes como los tomates Datterini o los pimientos asados. Para cerrar, postres que saben a verano eterno: piña asada, sorbete de coco, frescura tropical bajo un cielo sin relojes.


Uno de los platos de la rica gastonomías del Amù Beach Club.


No sería un auténtico club de playa sin una carta de cócteles que complemente los colores del atardecer. Y en esto, Amù no decepciona. El Gran Marbella Spritz, con cava rosado y flor de saúco, se alza como emblema de la casa, mientras tragos como el Bloody Marbella o la Caipiroska de mango y chile invitan a la conversación, a la pausa, a esa alegre sensación de no estar en ningún otro sitio más que aquí.

Una experiencia que se transforma con el sol

Durante el día, Amù es sinónimo de calma: hamacas, sombrillas y el vaivén constante del mar en una de las playas más plácidas de la zona. Al caer la tarde, el ambiente se transforma con la llegada de la música en vivo, DJs, y una clientela internacional que sabe apreciar lo exquisito sin ostentación.

«Queríamos ofrecer un lujo diferente», explica Cody Bradshaw, CEO del grupo L+R Hotels, propietario de Iconic Luxury Hotels. «Uno sofisticado pero natural, donde el entorno, el servicio y el diseño convivan en perfecta armonía». Y así es. Porque Amù no compite por atención: la merece.


Zona de tumbonas del beach club.


El inicio de una nueva era en Marbella

Amù Beach Club es mucho más que el primer club de playa en España de esta firma originaria de Montecarlo. Es el corazón palpitante del Gran Marbella Resort & Beach Club, el primer hotel cinco estrellas de Iconic Luxury Hotels en Andalucía. Un lugar donde se respira la esencia del slow luxury: ese lujo sin artificios que se cuela entre los dedos como arena dorada, que huele a sal y a buganvillas en flor.


Las tardes están amenizadas con sesiones de DJs.


Con su promesa de elevar el estilo de vida mediterráneo a una nueva dimensión, Amù se perfila como el nuevo icono costero de Marbella. Uno que no necesita anunciar su llegada: basta con escuchar cómo susurra el mar para saber que, en este rincón bañado por la luz del sur, acaba de empezar algo especial.

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