
Desde que tu hijo nace y hasta que cumple los primeros cinco años de vida, su cerebro se desarrolla más rápido que en cualquier otro momento de su vida, llegando a cuadruplicar su tamaño y alcanzando el 90% de su tamaño adulto. Por eso los primeros años de vida son tan importantes e influyen tantísimo en su vida adulta. Pero ¿qué es lo más importante que deberíamos enseñarle en ese período? Según la Dra. Jazmine McCoy, psicóloga infantil y experta en crianza, estas son las cinco cosas imprescindibles que debes comenzar a enseñarles antes de que cumplan cinco años.
A compartir sus sentimientos y necesidades de manera respetuosa
McCoy asegura que es importante comenzar a hacer esto en la infancia y continuar a lo largo de los años, especialmente “cuando el niño entra en la etapa de las rabietas”. En esos momentos, identificar las emociones y nombrarlas “les ayuda a aprender sobre los sentimientos mientras los experimenta”, afirma. Podemos decirle lo triste, enfadado o molesto que está con un sencillo “Antonio está enfadado” cuando son muy pequeños, o ayudándoles a identificar sus sentimientos con un «Parece que estás sintiendo X ahora mismo. ¿Es así?» cuando crecen. Las etiquetas ayudan a los niños a comprenderse a sí mismos de nuevas formas, y por lo que podemos también buscar experiencias cotidianas que señalen emociones no solo del niño, sino nuestras.
Con las necesidades, como explica la experta, ocurre exactamente lo mismo, tiene que aprender a identificarlas y nombrarlas. Cuando el niño es muy pequeño y se queja, gruñe y llora, pero no es capaz de decirte aún por qué, “en lugar de atenderlo de inmediato, reduce la velocidad e identifica lo que está pidiendo para decirlo después en voz alta y que el niño lo escuche”. Si llora porque quiere brazos, mirándole decimos “Quieres que te coja”. Si el niño es más mayor, formula su petición en voz alta “Cógeme, por favor” y después, haz una pausa para que puedan practicar. “Al principio, no esperes que tu hijo haga esas peticiones ni que repita lo que dices, pero continúa repitiéndolo porque con el tiempo lo entenderá”, asegura.
A comprender y comunicar los límites corporales
“Este consejo es fundamental y ayudará a reducir significativamente las peleas y conflictos con los juguetes”, sentencia McCoy. “Mientras interactúan contigo o con sus hermanos, comienza a adquirir el hábito de identificar lo que cada uno necesita en ese momento”, explica. De esta forma, luego será más sencillo enseñarle a comprender y respetar los límites corporales de los demás y sus peticiones sociales. En general, los niños deben identificar, comprender y comunicar las siguientes frases: “Espacio por favor”; «No me gusta eso», “No, gracias» y “Por favor devuélveme eso”.
Por ejemplo, si un niño se irrita con otro porque el segundo se encierra en su «burbuja corporal», dirígete al niño que parece irritado y dile: «Parece que necesitas espacio. ¿Es cierto? Puedes decirle al otro niño: ‘Espacio, por favor'». Con el tiempo, esto sentará las bases de una buena comunicación de los límites cuando sean adultos.
A tener diferentes habilidades para afrontar emociones
Cuando el niño es pequeño tú serás su primera herramienta de afrontamiento (acudirá a ti para afrontar situaciones que le resulten complicadas), y según la experta “nada regula mejor a un niño que un adulto que lo apoya y lo cuida”. Pero podemos practicar con ellos diferentes habilidades de afrontamiento de emociones poco a poco. Podemos enseñarles a tomarse un descanso en un momento frustrante, a distraerse leyendo, o a expresarse con la creatividad, pero también a ir a otro sitio cuando alguien le molesta o a pedir ayuda a un adulto.
Lo que propone McCoy es que enseñemos a los niños que hay momentos que no solo son divertidos, sino que nos ayudan a estar mejor (y a regularnos emocionalmente) y se lo recordemos en momentos difíciles. “Cuando se sientan abrumados, ofréceles cosas que pueden probar (pintar, cantar, dibujar), pero déjales elegir y tener autonomía sobre el proceso”, asegura.
A persistir a pesar de las dificultades
Para que los niños aprendan que los errores y los fracasos son algo natural, lo primero es que como padres reconozcamos y felicitemos su esfuerzo y no sus logros finales. Cuando se enfrentan a un desafío que les cuesta conseguir (por ejemplo, a atarse los zapatos), alava su persistencia con frases como «¡Me encanta que no te rindieras! Al principio te frustraste, pero con tiempo y esfuerzo, lo has conseguido. Seguro que estás orgulloso de ti mismo”. Como verás, aquí hablamos de su orgullo, no del nuestro, porque haciéndolo, potenciamos su motivación intrínseca.
A contribuir con su familia
Jazmine McCoy asegura que a los niños pequeños les encanta sentirse útiles, y las tareas domésticas son una herramienta ideal para fomentar su autonomía, aumentar su autoestima y desarrollar su empatía. El pediatra Jonathan Williams explica que cuando participan en las tareas de casa “empiezan a ver de forma natural las necesidades de las personas que les rodean”, lo que provoca que “se vuelvan menos egocéntricos”.
Fotos | Luiza Braun en Unsplash, Olga Kisiel-Konopka en Unsplash
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